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De activistas a víctimas, el precio de perseguir la justicia en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

Para las madres de víctimas de feminicidios, el calvario es interminable. Además de los largos procesos a los que se enfrentan en busca de lograr castigo para los asesinos, durante el caso e incluso ganado éste, se convierten en víctimas potenciales de violencia.


Uno de los ejemplos más claros de lo anterior, ocurrió en 2010, cuando Marisela Escobedo, una madre de Chihuahua que por más de dos años exigió justicia para su hija muerta, fue asesinada frente al edificio del palacio de gobierno del estado del norte del país.


En Oaxaca, en al menos el 20 por ciento de las madres de mujeres asesinadas que no han abandonado el proceso legal para exigir justicia, han sufrido algún tipo de amenaza o intimidación para obligarlas a dejar el caso y que éste quede en la impunidad, estimó Elvira Camacho Bautista, madre de Ivonne Jiménez Camacho, asesinada en agosto de 2013.


La mujer, quien es coordinadora de la Unión de Mujeres Víctimas de la Violencia en Oaxaca (UMUVIO), integrada por 300 madres cuyas hijas han sido asesinadas, violadas, secuestradas o desaparecidas, forma parte de ese 20 por ciento a quienes bajo presión han intentado callar.


En su caso, dijo, “desde hace cuatro años cuando fue asesinada mi hija, en el lapso de un año recibí amenazas, cuando salió la orden de aprehensión para el tipo (Kevín Gonzalo Rojo Martínez), a los pocos días salió otra orden de aprehensión pero hacia mi persona. Se investigó de dónde venía. Se trataba de un intento de levantón porque los judiciales no eran reales, ni en la PGR ni en la procuraduría del estado habían judiciales con esos nombres”.


Aquél hecho no intimidó a Elvira Camacho en su exigencia por buscar justicia aún a sabiendas que se enfrenta a una persona con familiares dentro de las instancias de impartición de justicia y con poder económico. “En mi caso es sabido que los familiares del asesino de mi hija trabajan en el tribunal”.


“A mí no me intimidan, a mi no me pueden controlar porque a mí me mataron a una hija y cuando te matan a un hijo ya no tienes miedo”, sentenció.


El pasado jueves, tras la sentencia de 78 años otorgada al feminicida de su hija, Zoila Bengochea Espitia dijo temer por su integridad física y la de su hijo, ya que consideró que haber ganado el juicio, podría motivar deseos de venganza de los familiares de Alejandro Rivera López.


En este sentido, indicó que solicitará a la Fiscalía General de Justicia, la activación de medidas cautelares y responsabilizó a la familia del feminicida de cualquier daño a su persona o patrimonio.

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