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Busca hacerse oír: Samoilovich

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- El poeta se fija en la grabadora que oscila sobre el respaldo del sillón. "¿No te da un poco de miedo? El borde", dice como si compusiera un verso el argentino Daniel Samoilovich.
A los 11 años empezó a ensayar otra mirada sobre el mundo. Escribía aforismos. "Era audaz, prepotente, porque si no, no escribes". Hijo de un "dentista de barrio" y una ama de casa, fue un joven del 68 para quien la revolución era sinónimo de libertad.
Su primer libro, Párpado (1973), está dedicado al surrealista Breton. Ahí aparecen las Siete colinas de jade que dan título a su antología, en la que reúne cuatro décadas de poesía, de "música hecha con palabras". Al recorrer sus páginas, descubre las mismas preguntas, pero formuladas desde una diversidad de formas poéticas.
"Miguel Ángel decía que el arte es el encuentro de un furor con una técnica. A eso que te agita hay que darle un cauce. Si escribo poesía con palabras consideradas poéticas, es muy difícil que ese furor encuentre una expresión nueva", explica.
En un mundo tan lleno de ruido... "Hay que hacerse oír", sostiene Samoilovich. La historia demuestra, a despecho de los apocalípticos, que la poesía es una materia que se transforma: "¿Acaso no hay vasos comunicantes entre la poesía contemporánea y muchas letras de rock and roll?".
Después de su poemario inicial se produjo un largo silencio. El mago apareció en 1984, tras la "conmoción" que supuso la dictadura militar argentina en 1976, y su marcha a España dos años después huyendo de un ambiente asfixiante.
"La dictadura fue un corte, tanto en las ideas sobre la poesía, como en las ilusiones ligadas a la palabra y el cambio. Hubo que reconstruirlo todo: el pensamiento, la voz, todo".
De esa crisis surgió quizá, señala, una lengua menos ligada a una ilusión, más concreta. Aunque no abandonó su preocupación por lo social y la reflexión sobre la historia.
"Apareció una desconfianza hacia las ideologías cristalizadas que te lo explican todo, no al pensamiento. A los 20 años, yo estaba interesado en una explicación completa, cerrada, y el marxismo, el trotskismo, parecían proveerla", recuerda el director del Diario de poesía, que se publicó trimestralmente de 1986 a 2011 hasta que, dice, el ciclo se cumplió. "Nunca fue otra cosa que la aventura de un grupo de amigos. No era una empresa ni un proyecto individual".
Siete colinas de jade (DGP, Secretaría de Cultura) es una antología de ocho obras de Samoilovich, como La ansiedad perfecta (1991) y Las encantadas (2003), y los "poemas-libro" El despertar de Samoilo (2005) y Molestando a los demonios (2009).
Cuenta que aún no ha perdido las ganas de escribir: "Es como si le preguntaras a un caballito por qué corre. Porque tiene patas y le gusta correr".

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