En la peregrinación de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca a la Basílica de Santa María de Guadalupe, en la Ciudad de México, el arzobispo Pedro Vázquez Villalobos encomendó hoy al pueblo de Oaxaca a la Morenita del Tepeyac.
“María nos escucha, María nos escucha y venimos a decirle todas las necesidades que tenemos y nosotros nos reconocemos como sus hijos. Ahí tienes a tus hijos que sufren, ahí tienes a tus hijos oaxaqueños que sufren mucha pobreza, que se sienten olvidados, que se sienten marginados, que se sienten pisoteados en su dignidad, ahí tienes a tus hijos, bendícelos, llénalos de gracia”, rogó.
Durante la homilía, el mitrado sostuvo que los oaxaqueños a veces viven violencia e inseguridad., incluso pelean hermanos contra hermanos, pueblos contra pueblos.
“Madre de Dios y Madre Nuestra, haz que todos nosotros vivamos como hijos de Dios, vivamos como hermanos, nos comprendamos, nos respetemos, nos valoremos y no vivamos entre esas luchas que tienen años y años, que tienen décadas y décadas, conflictos que no se acaban, que no terminan, porque hemos dejado de amarnos, no nos miramos como hermanos y se han metido en nosotros las envidias, los deseos de venganza, nos queremos sentir poderosos, dueños de los demás, por encima de todos y pisoteamos”, pidió.
Por eso, suplicó a Santa María de Guadalupe a no permitir que eso siga aconteciendo en el pueblo de Oaxaca y se puedan entender todos sus habitantes.
“Que podamos entendernos, que podamos valorarnos y que no vivamos despreciándonos”, asentó.
No obstante, llamó a los católicos a crecer en el amor de Santa María de Guadalupe, pero también comprometerse más con su hijo Jesucristo.
“Seamos mejores discípulos del Señor, demos testimonio y no solamente demos testimonio en los recintos sagrados, sino también en ese pequeño templo que es nuestra familia, allí den un testimonio de discípulo del Señor, ahí vive el Evangelio, ahí vivan el amor”, señaló.
También, Vázquez Villalobos pidió a los creyentes no quedarse callados y abrir los labios para denunciar las injusticias, el pecado, el desorden y la impunidad.
“No se queden callados, denuncien la maldad, denuncien el desorden, denuncien la corrupción, denuncien la impunidad. No nos quedemos callados, no seamos cobardes, no nos avergoncemos de testimoniar nuestra fe en ciertos momentos de la vida, no nos quedemos callados, hablemos con valentía”, anotó.
