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Severiana, última de Las Pájaras, guerreras de la Central de Abasto

Foto(s): Cortesía
Redacción

Dicen que eran grupo de choque del Partido Revolucionario Institucional (PRI); otras versiones aseguran que practicaban la brujerí e incluso adoraban a la Santa Muerte, son reconocidas como las fundadoras de la Central de Abastos o por lo menos de las primeras en llegar al lugar, protagonizaron grandes y numerosas batallas en la lucha por los espacios, y llegaron a ser consideradas poderosas dentro del mercado más importante de la ciudad de Oaxaca por la extensión, el número de comerciantes y personas que confluyen ahí diariamente.


Severina García Hernández es la última de Las Pájaras, de las auténticas. Esas mujeres que, bajo promesas, abandonaron el mercado 20 de Noviembre, ubicado en el centro de la capital del estado, para colocar sus puestos alrededor de un enorme eucalipto, a la mitad de un terreno lleno de hierbas y en el que no vendían "ni para comprarse una bebida”.


Tiene 81 años recién cumplidos el martes 21 de febrero, y años de permanecer en el Central de Abastos. Al ser una de las fundadoras del mercado cualquiera esperaría encontrarla en un gran local al interior de la Central, pero no es así. Aunque tiene un local, prefiere colocar sus productos sobre la calle, junto a decenas de vendedores; expende verduras, cebollas, chiles, tomates y papas que vende sobre rejas de madera y plástico.


“Ya no es igual, acá dentro queda solo, todos nos salimos porque no hay venta”, dice con resignación porque se acabó la época en que vendían “chulito” y duda que pueda rescatar o mejorar la situación porque “ya somos muchos” y “mucha la necesidad”.


Del tianguis a la Central




Severina García nació el 21 de febrero de 1936, la primera de seis hermanos: cuatro mujeres y dos hombres. FOTO: Carlos Román Velasco

La historia de la Central de Abastos se remonta a la década de los setentas, cuando comerciantes del mercado Benito Juárez Maza, liderados por Genoveva Medina Marcos, solicitaron la construcción de otro mercado, para que ahí fueran reubicados los vendedores de un tianguis que se instalaba en el centro de la ciudad.


Fue en el gobierno de Fernando Gómez Sandoval cuando empezó la construcción de la Central de Abastos y se concluyó en 1975 sobre una superficie de 21 hectáreas.


Las cifras oficiales precisan que la población en este mercado es de 11 mil locatarios fijos y alrededor de 6 mil tianguistas o vendedores informales.


Severina García nació el 21 de febrero de 1936, la primera de seis hermanos: cuatro mujeres y dos hombres. Su madre de Taniche, Ejutla y su padre de San Martín Lachila, Ejutla, se mudaron junto con ella a la ciudad de Oaxaca movidos por la necesidad económica.


“Se vino mi papá a pedir ayuda a un señor lamado Guadalupe, esa persona vivía en San Martín Mexicapam y ahí nos quedamos y crecimos; fuimos seis hermanos, cuatro mujeres y dos hombres. Hubo un tiempo que mi papá y los ejidatarios de San Martín vinieron a pelear el espacio, porque aquí vivimos muchos años. Luego el gobierno pidió el predio y dio a cambio ese lugar donde vivo, en la colonia Lázaro Cárdenas – en la agencia de San Martín Mexicapam - ”.


No puede contener el llanto cuando recuerda a sus padres. Estudió hasta el tercer año de primaria, resultado de la precariedad económica; ninguno de sus hermanos pudo estudiar. “Fue muy difícil, mucho trabajo para sostener a los jóvenes. Muchísimo sufrió mi madre, ella hacía tortilla en las casas de la gente, iba a desgranar mazorca, éramos muy pobres, por ello venimos para acá”.


A la edad de 21 años se “juntó con un joven”, su suegra las llevó y enseñó a trabajar en el mercado 20 de Noviembre.


Enganchadas


“Ahí vendíamos cuando Marco Villanueva nos enganchó; nos prometió lugar y que ibar a tratar muy bien en la colonia de la Central de Abastos. Hubo mudanza, pero ni gente entraba, éramos como 14 o 15 mujeres quienes nos juntamos y así nos trajo Marcos Villanueva. Ahí estaba un árbol, un eucalipto, entonces Marcos Villanueva dijo que éramos 'Las Pájaras del Eucalipto".


“Hacíamos bulla a los inspectores para que nos dejaran vender. Dos de mis hermanas y mis sobrinas”.


Las pájaras


Esa es la principal referencia a su apodo, un grupo de mujeres comerciantes en torno a un enorme árbol, que además eran bulliciosas y groseras, cuando los inspectores municipales pretendían retirarlas de ese lugar. Pero su padre también era apodado El Pajarito en el deporte que practicaba, algo similar al beisbol.


Severina tuvo tres hijos, pero sólo uno de ellos sobrevivió. Los otros dos, dice, no quisieron vivir, murieron de gripe, les dolía mucho el pecho, tendrían cuando mucho un año de edad, “nomás uno se me logró”.


La Central de Abastos ya no es lo que era, aunque “hay mejoras”. Pero antes se vendía más, a los 10 años de su construcción podían “vender chulito, más bonito”; ahora no. Señala hacia las decenas de vendedores que, como ella, tienen puestos improvisados sobre lo que debería ser el paso de los clientes.




Alberga a 11 mil locatarios fijos y alrededor de 6 mil vendedores ambulantes o tianguistas. FOTO: Emilio Morales

En el fondo reconoce su molestia por la sobrepoblación en la central, “pero ya no tenemos las fuerzas de los jóvenes, los hubiéramos quitado, pero ahora quedé solita, ya todas mis hermanas murieron. Eso también ha afectado al mercado, pero pues ni modo, hay mucha necesidad, ni modos tiene uno que trabajar para los hijos”.


Además, ahora hay mucha venta de droga y drogadictos. “Me han contado”, dice, como para rectificar y no meterse en problemas. Por ello extraña a su extinto líder, Marcos Villanueva, quien murió a finales del año pasado.


Las promesas de Marcos


“Nos uníamos muchísimo, siempre andábamos atrás de Marcos Villanueva, porque lo ocupamos como nuestro dirigente, pero era Administrador, era muy buena gente con nosotros que siempre nos prometía pero nunca nos cumplió, nunca nos dio nada”.


NUMERALIA


60 organizaciones


260% de su capacidad


50 organizaciones controlan la zona


5 mil espacios


18 mil vendedores



 


¿Nunca se enojaron con él por eso? - “No, porque como era buena gente y nos lavaba el coco, como dice el dicho, pero nunca nos dio nada”.


Severina García también niega que Las Pájaras practicaran la brujería: “nos acusaban porque no nos podían ver, éramos muy groseras, estábamos muchachas y nos gustaba mucho el relajo”.


Necesidad y desorden




El mercado de Abasto inició la construcción en la década de los setentas y concluyó en 1975, durante el gobierno de Fernando Gómez Sandoval. FOTO: Emilio Morales

A la última de Las Pájaras le gustaría que se “compusiera” este mercado para que todos puedan vender, pero opina que ya es imposible porque son muchas las personas que llegan a vender sus productos y “personas que tienen mucha necesidad”.


Severina García es la últrima de Las Pájaras así se reconoce y así le gusta; además, lo subraya para puntualizar que si alguien más se hace llamar así "es una impostora".


Y como colofón: “ya todas murieron, nomás quedé yo de pájara, de verdadera pájara, no soy roba apodos. Porque hay roba apodos, se quieren adueñar de lo que es de uno, sí hay muchas personas que han querido llamarse las pájaras y no lo son”.

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