SANTA MARÍA TEXCATITLÁN, CUICATLÁN.- Poco antes de ser nombrada candidata, lo afirmó: un día voy a ser presidenta municipal. Hoy es la primera mujer en su localidad en ocupar ese cargo. Madai Hernández Jiménez es la joven que venció al machismo con la fuerza del voto.
Ella tiene voz decidida y el cabello enrollado con firmeza en un negro chongo. Su estatura no rebasa el 1.60 pero su ímpetu es como el peñasco que amuralla la población en la que nació.
Madaí Hernández Jiménez recién cumplió 27 años de edad, es licenciada en psicología lo que la hace una de las pocas profesionistas de Texcatitlán. Es esposa, y madre de dos hijos. Hoy es la primera mujer presidenta municipal de este ayuntamiento ubicado en la Cañada.
- ¿Por qué decidiste regresar a tu comunidad?
- Desde que decidí estudiar y me dieron mis padres la oportunidad de hacerlo, pues porque ahora sí que soy una de las pocas mujeres que ha podido hacerlo, pues me fui con la idea de ser profesionistas, lograr una carrera y regresar a ayudar a mi gente. Regresé a mi comunidad a ayudar, trabajo con niños con características especiales. Económicamente mi gente no me paga, sé las condiciones en las que se vive día a día para ganarse los alimentos. Esto es por mi gente.
- ¿Y la idea de buscar ser presidenta municipal?
- La inquietud siempre la tuve. Desde pequeña me llamó la atención ocupar algún cargo, sobre todo para ayudar a mi gente. Hay muchas mujeres madres solteras, niños con muchas necesidades en la comunidad.
- ¿Qué te dijo tu familia, tu esposo cómo lo tomó?
- Como varón puede ser difícil aceptar o entender esa parte de que las mujeres podemos participar y si ganamos ¿qué va a ser con los niños? Pero afortunadamente tuve mucho apoyo, él también es profesionista y sus ideas son diferentes
El reto
-¿Qué representa para ti ser la primera mujer presidenta municipal en la historia de Texcatitlán?
- Es uno de mis mayores retos. Es un tanto complicado lidiar con algunos varones que tienen ideas machistas y que muchas veces han hecho a un lado a las mujeres. Veo una gran oportunidad para unir el trabajo de varones y mujeres y sacar la localidad adelante- afirma sentada en las escalinatas de la explanada municipal en donde una pinta testifica de la problemática política que prevalece en el ayuntamiento.
- ¿Lo pensaste o lo imaginaste alguna vez?
- Cuando era niña iba y me metía en la presidencia municipal a preguntar qué hacían. Un mes antes de que me nombraran candidata les dije a mi familia "algún día yo voy a ser presidenta municipal", en ese momento me plantee que en cinco u ocho años pero nunca me imaginé que fuera a presentarse la oportunidad tan rápido- dice y comienza a reír.
- ¿Cómo piensas gobernar en medio de un entorno de dificultad?
- Soy muy respetuosa, afortunadamente yo he trabajado con muchas mamás que se sienten identificadas con diferentes partidos. Ellas saben que yo no mezclo el haber ganado con hacer diferencias políticas. Mi gente vale igual hayan o no votado por mí. No voy a dividir o separar más a mi gente. Va a ser un reto muy difícil porque efectivamente hay apasionamiento político.
- ¿Y que seguirá después de este cargo. Haz pensado también en ser diputada o por qué no, gobernadora?
- Si se abre la puerta de la oportunidad ¿por qué no? Claro que entraré. No tengo miedo a los retos.
Ella fue propuesta candidata por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El triunfo lo obtuvo con una diferencia de ocho votos sobre su contrincante, también una mujer de la población bajo las siglas del PRI. La contienda no la consideró una disputa entre partidos, sino como el momento histórico en la vida política de las ciudadanas pues por vez primera en Texcatitlán también habrá regidoras.
Su conquista en las urnas constituyó uno de los 40 espacios ganados por mujeres durante el proceso electoral 2015-2016 en el que se eligieron autoridades municipales en los 152 ayuntamientos regidos por partidos políticos.
El poder rosa
Una de las regiones que logró un cambio diametral fue la Cañada, región en donde se ubica Texcatitlán y otros 11 municipios regidos bajo dicho sistema electoral.
En el trienio que termina hay 24 mujeres que ocupaban cargos pero ninguna como presidenta municipal. Como resultado de las elecciones en la que la reforma constitucional obligó a los partidos políticos a cumplir con la paridad horizontal y vertical, el número de mujeres incrementó a 35 de las cuales cinco ocuparán la primera alcaldía, establece un comparativo realizado por la feminista y política Anabel López Sánchez.
En la Cañada, pobreza amarga
En Texcatitlán habitan 425 hombres y 472 mujeres. Tanto el grado de analfabetismo como el grado de escolaridad es menos favorable para ellas. El porcentaje de analfabetismo entre los adultos es del 22.74% (15,53% en los hombres y 29,24% en las mujeres) y el grado de escolaridad es de 4.06 (4.35 en hombres y 3.84 en mujeres).
Para llegar al lugar hay que recorrer más de 20 kilómetros sobre una carretera de terracería abierta entre despeñaderos. El lugar cuenta con preescolar, primaria y telesecundaria; es por ello que pocas son las mujeres que tienen posibilidades de continuar sus estudios de bachillerato o lograr una carrera profesional.
Llegar a Texcatitlán es sentir en la nariz el olor a palma, a manos que tejen, a la elaboración de tres sobreros en un día, a la precariedad que lleva al intercambio de una docena de éstos por jabón en polvo, chiles en vinagre y algunas monedas, a varios kilómetros de camino de terracería que separan la localidad de la población urbana más cercana.
El lugar huele a aquella palma que habla de la pobreza, de las madres solteras, y de las personas de la tercera edad que esperan el regreso de los hijos. De las mujeres que emergen como sombras tras el marco de la puerta acompañadas del zig zag de la palma. De quienes se reúnen a tejer bajo las horas del diligente reloj.
Texcatitlán sabe a ese trago que se anuda en la garganta por la dificultad que impone la pobreza para asistir a la escuela. Cae en el estómago con el dolor con el que aún se mantienen de pies las casa de adobe y techos de lámina. En donde la siembra se da de milagro por lo agreste de su tierra.
“No voy a dividir o separar más a mi gente”:
