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Depresión, el mal del alma

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

Oaxaca.- Aunque el 30 por ciento de las personas en México que sufre depresión manifiestan como origen de su enfermedad la pobreza, de acuerdo con una encuesta elaborada por Consulta Mitofsky, el mal del alma no discrimina por razón de raza, género, condición social o religión.


Es el caso de Adriana, joven, de buena posición económica, guapa, ama de casa y buena familia, que en la crisis del padecimiento, llegó hasta pensar en quitarse la vida.


De tez blanca, rostro armonioso, cabello castaño, ojos cafés y cuerpo esbelto, Adriana manifiesta que en la temporada navideña la depresión y sus síntomas se acentúan. “Aumenta el miedo, la irritabilidad, los celos, la intolerancia, soledad, tristeza, insomnio, cuando todos están felices y hay muchas reuniones entre familiares y amigos”.



 


Rodeada de gente, pero sola


En la pequeña sala del Movimiento Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos, ubicado en la calle Margarita Maza de Juárez número 218, señala que aunque estuviera rodeada de amigos y familiares, se sentía sola.


“Siempre me sentía frustrada, sin ánimo para vivir, con una soledad interna, pero esta situación contagiaba a las personas que me rodeaban, a mi esposo, mis hijos, mi familia; incluso, las actividades familiares se modificaban por mi estado de ánimo, se cancelaron fiestas, paseos, reuniones; eso afectó mi relación de pareja, con mis hijos, porque no tenía paciencia, humor, tolerancia, para con ellos”.


Ataviada con un vestido en tono café, con figuras florales en tono más oscuro, un chal de estambre tejido del mismo color y zapatillas de plataforma también en color café, Adriana recuerda que muchas veces acudió al médico por padecer intensos dolores de cabeza, vértigo, palpitaciones, escuchaba zumbidos y los diagnósticos eran siempre los mismos: padecimientos de tipo nervioso.


Pensar en el suicidio


“Mi esposo muchas veces me acompañó al médico y oyó que me decían que estaba bien, sana físicamente; entonces me decía que si estaba sana, por qué no intentaba levantarme, hacer algo; por lo que me sentía incomprendida, enojada, y todo terminaba en discusiones; mis hijos veían a una mamá que cuando no estaba enferma, estaba llorando; cuando no los estaba regañando o peleando con su papá; mis hijos me tenían miedo”.


Añade que muchas veces sintió deseos de no amanecer viva. “Me sentía tan mal que me iba a la cama y me decía: mañana ya no quiero despertar. Acaricié muchas veces la idea del suicidio. En el fondo de mí, me cuestionaba: ¿Qué pasaría cuando ya no esté? Creo que sería lo mejor”.


Dice que fue entonces cuando decidió probar lo que muchos médicos le habían recomendado: buscar ayuda de tipo emocional; “aunque yo nunca pensé que tuviera un problema de este tipo, llegué a Neuróticos Anónimos; aquí me recibieron, me han tratado con respeto y cariño y poco a poco me fueron ayudando para que dejara atrás lo que sentía. Yo varias veces acaricié la idea del suicidio y si esto hubiera continuado, a lo mejor un día lo hubiera realizado”.




Los enfermos de depresión deben buscar ayuda en grupos especializados para superar la enfermedad.

 


Subraya que ahora siente la alegría de estarse preparando para celebrar las fiestas decembrinas en familia, con sus amigos. “Hoy me entusiasma salir a comprar un árbol de Navidad, colocarle esferas, preparar una cena para estar con mi familia, visitar amigos; hoy, ya no siento eso de que todos están contentos y yo me siento tan vacía, tan sola”.


Sin carencias económicas


A sus 28 años, Alexi reconoce que su familia le proporcionó todo, pero le faltó afecto, amor de familia. “Yo no fui un niño maltratado, viví bien, fui a colegios particulares, realizaba diversas actividades deportivas; pero mis padres, para darme ese tipo de vida, nunca estaban conmigo, sólo convivía con las empleadas domésticas, ésa era mi familia”.


Vestido con un pantalón negro, camisa en el mismo tono con cuadros delgados y zapatos también oscuros, señala que esa soledad la fue disfrazando con alcohol y drogas.


“Cuando te reúnes con ciertos amigos, lo primero que dicen es que si no tomas no eres hombre; entonces, para no quedar excluido, empecé a tomar”.



 


Agrega que después vino el consumo de drogas. “Tal vez a mí no me gustaba, ni lo disfrutaba, pero consumía por convivir, porque me quisieran, por ser parte del grupo; así pasé mucho tiempo. Llegó un tiempo que prácticamente vivía como un vampiro, dormía y de noche empezaba mi vida, ya no podía dejar de salir miércoles, jueves, viernes, sábado y hasta el domingo y otra vez”.


“Tuve muchas relaciones afectivas, pero en uno de los últimos noviazgos la situación no estuvo bien, hubo muchos problemas y aunque no llegué a golpearla, sí hubo mucha discusión, muchos gritos; ahí siento que necesitaba ayuda y llego a Neuróticos Anónimos, porque con la separación de mi pareja sentía mucha angustia, miedo, desesperación”.


Originario de la Ciudad de México, comenta que ha estudiado cuatro carreras profesionales pero no terminó ninguna, porque no sabía cuál era su propósito, qué estudiar, que hacer.


“No encontraba ningún sentido a la vida, tuve varios trabajos y tampoco me sentía satisfecho; hoy, por fin, le he encontrado significado a mi vida”.


“Yo al parecer tenía todo, pero siempre tuve necesidad de buscar algo más, encontrar en el mundo de afuera el éxito, aunque siempre me sentía vacío”.


Vivir en el infierno


Por su parte, Gloria informa que en el grupo hay abogados, contadores, médicos, entre otros profesionistas, porque muchos sufren de depresión, ya que la enfermedad no discrimina a nadie.


“Muchas veces uno ve a la gente muy bien, pero por dentro se vive realmente un infierno y hay que trabajarlo, por eso estamos en el grupo, ¿porque, con qué se puede curar el miedo?, ¿con qué se puede curar la desesperanza? ¿cómo se curan las enfermedades del alma? Sin duda estas fechas son muy propicias para la depresión; uno ve que la gente anda feliz mientras otros sienten ganas de llorar, necesidad de estar solos, se sienten infelices”.


¿Por qué se deprimen las personas?



  • Problemas económicos 30.5

  • Problemas sentimentales 12.7

  • Problemas familiares 11.6

  • Falta de trabajo 10.4

  • Por una muerte 7.9

  • Por soledad 7.7

  • Baja autoestima 7.2


La ayuda


El Movimiento Buena Voluntad presta ayuda las 24 horas del día, los 365 días del año, y el teléfono es: 51 3 02 80. Se ubica en la calle de Margarita Maza de Juárez, número 218.


Estados de ánimo de una persona no enferma



  • Alegre 64.1

  • Triste 7.3

  • Estresado 6.9

  • Enojado 4.7

  • Ansioso 4.7

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