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El lector furtivo: José Zorrilla (primera de 2 partes)

jose_zorrilla
Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Rafael Alfonso

 

El autor español José Zorrilla es dueño de una de esas biografías cuyo interés compite con el de su obra literaria. Su vida estuvo llena de vicisitudes, amores y aventuras como corresponde al ideal del romanticismo, del que fue uno de los mayores exponentes en lengua española.

Nacido en Valladolid en 1817, hijo de un funcionario de la Corona y de una piadosa mujer, que formaban un matrimonio ultraconservador, así que procuraron para el hijo, una educación acorde a sus principios religiosos. Sin embargo, la pasión del joven por el teatro y la literatura nació precisamente en el Seminario de Nobles, donde los Jesuitas a cargo, representaban comedias antiguas.

Un buen día, el joven José Zorrilla, ávido del mundo, abandonó la comodidad de una buena casa para buscar la aventura, contraviniendo así el deseo del padre que lo veía como un futuro abogado. Sabiéndose poseedor de un talento literario descubierto y celebrado en el colegio, decidió, a lomos de un caballo robado, buscar fortuna como escritor en Madrid. En aquella ciudad pasó hambre y vistió pobremente. Para poder sobrevivir, aprovechándose del dominio que tenía de esta lengua, se fingió italiano para obtener un trabajo como dibujante.

La determinación que le caracterizaba le llevó finalmente a destacar en el mundo de las letras. Escribía en todas las publicaciones periódicas posibles, especializándose en la crítica teatral. En 1837 vio la luz su primer libro titulado simplemente "Poesías", al que siguieron siete volúmenes con el mismo título, además de "Vigilias del estío" y varios dramas; los más recordados: "El puñal del godo" y "El zapatero y el Rey".

El talento que a Zorrilla le sobraba como poeta, le hacía falta como administrador. Dada su inclinación a la bohemia y a las mujeres, no había dinero que durara en el bolsillo de escritor. En 1838 tuvo a bien casarse con una viuda irlandesa de nombre Matilde O’Reilly, relación que devino en un matrimonio desdichado. Debido a sus creencias religiosas, la pareja no podía siquiera pensar en el divorcio, aunque el matrimonio duró más tiempo separado que juntos y no dejó de ser un dolor de cabeza para el autor, hasta la muerte de la mujer.

"Don Juan Tenorio" (estrenada en 1844) supuso para el poeta un éxito inmediato. Sin embargo, la venta precipitada de los derechos de esta y sus demás obras lo enajenaron de las enormes ganancias que su trabajo produjo año con año desde su estreno. Las deudas, aunadas a la mala relación con su esposa, le orillaron a embarcarse a una aventura ultramarina.

En México vivió de 1855 a 1866, coincidiendo su estancia con los conflictos políticos protagonizados por conservadores y liberales. Aunque el autor no esperaba gran cosa de este viaje, la enorme popularidad de "Don Juan Tenorio" -que incluso era representado en lenguas indígenas del país- le abrió las puertas ante ambas facciones políticas, pero no fue hasta entablar relaciones con Maximiliano de Habsburgo que su talento fue reconocido plenamente. El emperador lo nombró director del Teatro Nacional.

La muerte de su esposa obligó a Zorrilla a volver a España, donde recibió carta de Maximiliano que le advertía no volver a México ante su inevitable abdicación. Un mes después, el depuesto emperador moriría fusilado.

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