Carlos Martínez Grabiel
Haber llegado al Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO), fue como llegar a una comunidad del estado de Oaxaca, un espacio que tiene su propia forma de vida, ecosistema, su gente y diversas historias que podemos vislumbrar.
Corría el año de 2019, un poco antes de que la pandemia llegara al estado de Oaxaca; buscaba la manera de cambiar de área de trabajo, pero a la llegada del COVID todo se fue retrasando, hasta que, a inicios del año 2023, me propuse que fuera un año de cambios; era tiempo de conocer y rodearme de profesionales que se dedicaran a clasificar, organizar, restaurar y digitalizar todo tipo de documentos, ya sea impreso, fonográfico o videográfico.
Por azares del destino, en los pasillos de Ciudad Administrativa coincidí con la persona indicada, le platiqué sobre mi deseo de cambiarme de espacio, y ese deseo de aprender el proceso de conservación de material videográfico, aunque lo hacía de manera experimental con un compadre.
No pasó mucho tiempo; después de los trámites administrativos, el primero de febrero del mismo año hice mi entrada por la puerta principal del Archivo General del Estado de Oaxaca. Tenía una vaga idea de lo que se realizaba en el Archivo General; mi primer contacto fue en el Departamento de Conservación y Restauración, donde la compañera Angelita, con mucha paciencia, me capacitó y acompañó para realizar la limpieza y diagnóstico de documentos, donde me dotaron de un kit de protección personal que constaba de lentes de protección, guantes, cubrebocas y mi traje especial (un TYVEK) que me hacía ver como todo un profesional, listo para diagnosticar el estado físico de los documentos.
Kit de herramientas
También me entregaron un kit de herramientas, que se utilizan para realizar intervenciones más delicadas, como la de separar hojas pegadas o como la pinza para extraer elementos ajenos a los documentos; entre las cosas curiosas, dos huesos planos.
Una vez que empecé a realizar mi primer diagnóstico, saqué mi escarpelo, mis polvos de goma, espátulas y demás herramientas que me hacían sentir todo un cirujano frente a un libro del Periódico Oficial del año 2006.
Al terminar el proceso de limpiar hoja por hoja (fojas), tocaba el turno de plasmar en un formato todo lo observado en el libro y de nuevo, mi escaso conocimiento de las partes del libro salía a flote; solo recordaba el lomo, la portada y la contraportada, pero gracias a que todos los compañeros me fueron guiando y que la compañera Eva Sixto me mostró un cartel donde se dejaba ver de forma ilustrativa estas partes, realicé un buen reporte describiendo de forma más detallada lo que había observado.
Una vez que logré entender todo el proceso, nuevamente el cambio me acechaba, mis pasos me llevaron al Departamento de Reprografía, otro espacio que depende de la Dirección de Archivo Histórico. Ahí conocí a la licenciada Teresita de Jesús, quien es la jefa del departamento, quien me explicó las actividades que se realizan, me presentó al personal y me asignó las funciones que me tocaría realizar.
Este departamento tiene dos áreas muy interesantes: el área de digitalización audiovisual, donde las compañeras Karen Gaspar y Acela Ortega, se encargan de digitalizar todo el material fonográfico; limpiar, ecualizar y corregir niveles entre otras acciones para obtener un archivo de audio, digno de ser preservado. Esta área también se encarga de digitalizar material videográfico en formato análogo.
Área de digitalización de documentos impresos
Finalmente, se me asignó para trabajar en el área de digitalización de documentos impresos, donde las compañeras Anabel Martínez e Itzel Solano, con su destreza y amplio conocimiento en el tema, digitalizan expedientes, fotos, carteles y hasta mapas de gran tamaño con equipo especializado, que por su tecnología no daña ni altera los documentos físicos.
Gracias al trabajo que desempeño en la edición de expedientes, tengo la oportunidad de acceder a muchos documentos que me asombran por la cantidad de historias que conservan, en los repositorios, donde se resguardan físicamente estos documentos, se puede viajar al pasado con tan solo abrir uno de ellos, a través de las imágenes y de la información que contienen, podemos imaginar la vida de nuestros antepasados y entender los acontecimientos que se suscitaron en nuestra entidad.
"Gracias al trabajo que desempeño en la edición de expedientes, tengo la oportunidad de acceder a muchos documentos que me asombran por la cantidad de historias que conservan, en los repositorios, donde se resguardan físicamente estos documentos, se puede viajar al pasado con tan solo abrir uno de ellos, a través de las imágenes y de la información que contienen, podemos imaginar la vida de nuestros antepasados y entender los acontecimientos que se suscitaron en nuestra entidad".
