Rafael Alfonso
En la pequeña ciudad de San Francisco Ixhuatán, en estos momentos se desarrolla la quinta emisión del Encuentro Literario y Feria del Libro Otoño de la Palabra, un esfuerzo por acercar la literatura a la población de aquella localidad y de otras localidades del Istmo de Tehuantepec.
Su creador y promotor principal es el escritor ixhuateco Manuel Matus Manzo. Como en cada uno de los anteriores encuentros, ha puesto su extraordinario esfuerzo al servicio de sus paisanos. Este consiste en coordinar con la ayuda de la familia Matus Martínez, el gobierno municipal y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, la participación de una veintena de autores y libreros que durante cuatro días hacen presencia en Ixhuatán y algunas poblaciones cercanas para llevar a cabo las actividades propias de su oficio, como la lectura de cuentos, la realización de talleres literarios y la presentación de libros.
El Otoño de la Palabra tiene como escenarios principales el domo municipal de San Francisco Ixhuatán, la Casa Yaza —centro cultural fundado en un predio que Matus Manzo donó para tal fin— y el río Ostuta, que bordea la población.
La jornada del viernes fue particularmente emotiva. Se conformaron equipos de escritores que acudieron a distintas poblaciones en una actividad denominada "Visita a los municipios". Así, las actividades del Otoño de la Palabra irrigaron hacia las poblaciones de Santo Domingo Ingenio, Zanatepec y Reforma de Pineda, donde los autores invitados fueron amablemente recibidos.
Quienes fueron a Zanatepec, visitaron el río acompañados por sus anfitriones, una experiencia muy significativa en tanto que, este Otoño de la Palabra, tiene como tema central el agua. Volveremos a ello.
Por la tarde, en Casa Yaza, el programa dió inicio con la presentación de "Lo que inventa la memoria", el poemario de Jessica Santiago, presentado por el poeta chiapaneco Victor García.
Regresando al tema del agua, en el mismo lugar se llevó a cabo el taller de elaboración de barcos de madera a partir de una técnica japonesa. Las creaciones de los niños dieron pie a una emotiva actividad llamada "Ofrenda de luces al río Ostuta", que consistió en soltar las pequeñas embarcaciones portando una vela encendida cada una.
Esta actividad convocó a la comunidad del Barrio de los Monos y a los escritores, quienes compartieron un ocaso a las orillas del río con barcos de madera desplazándose por la veloz corriente y música ejecutada por un saxofonista local que interpretó las entrañables piezas del repertorio istmeño, para finalizar con el Canto al río Ostuta, por el poeta tradicional Octavio Matus. Esta actividad constituyó por sí misma una estampa idílica que bien podría resumir estas jornadas.
Después, el grupo caminó de vuelta a Casa Yaza para homenajear al maestro Shinzaburo Takeda, de quien se presentó el libro "Aquí nació y creció mi espíritu" y se inauguró la exposición "Al sureste de Takeda".
Uno de los rasgos más característicos del Otoño de la Palabra es cómo los autores oaxaqueños e invitados socializan al máximo las actividades paralelas al festival, como son el viaje, los alimentos, el hospedaje, y formar parte del público de las distintas presentaciones, lo que fortalece los lazos entre los participantes que se reconocen como parte de un mismo entorno, el de la literatura y las letras oaxaqueñas.
