Sergio Hernández (1957, Huajuapan de León) presenta en "Mono-ha", 49 placas de cobre intervenidas con óleo y hoja de oro que corresponden a grabados impresos en el Taller Sangfer a lo largo de 25 años. Sede de la exposición, la galería de este taller recibió a decenas de visitantes que se dieron cita para saludar en persona al artista.
Tras la apertura de la muestra, el artista escuchó al músico Nayuta Tsugaoka, quien ambientó con música tradicional japonesa de la isla de Okinawa, al ejecutar un repertorio con el sanshin, instrumento elaborado con piel de serpiente, mango y tres cuerdas.
Sobre la historia de esta exhibición, el mismo Sergio Hernández en entrevista relató que para él es un resumen de su estancia “en este bello estado”. Dijo que trabajó estas placas, que son las matrices del trabajo de 25 años en el taller del artista e impresor Fernando Sandoval.
“Generalmente las matrices se guardan o se tiran, pero es un desperdicio y contaminación, porque son placas de zinc y de cobre. Así que decidí montarles más cosas para darles un significado diferente al de abajo. En algunas aún se puede ver la impresión, pero encima quise hacer presentes a los materiales que nos llevan a hacer el grabado, como las tintas o el ácido, así que trabajé con pintura sobre estas placas, dorándolas”.
Para este proceso, el artista retomó su paleta de colores, desde el azul cobalto, rojo cinabrio, plomo blanco, amarillo y negro, además de que doró las placas, en algunos casos totalmente y en otras de manera parcial.
En palabras de Nidia Rosales, autora del texto de sala, Sergio Hernández “transforma las imágenes originales y logra diversos grados de borramiento y exposición de las líneas… Las nuevas composiciones plásticas que integran Mono-ha tienen así resonancias con la cultura y el arte japonés, remitiendo también a las placas de madera y cobre modificadas con caligrafía y pigmentos que suelen encontrarse en calles, edificios y templos de Japón”.
Para el artista fue vital resaltar el significado de las placas sin perder la incisión del grabado; por ello, utilizó veladuras muy suaves o lijadas, a las que les pasó el rodillo y entintó a la manera clásica, pero ya con la pintura encima.
“Más que la cantidad de obra es el resumen de una estancia de 35 años en Oaxaca, ese es el resultado de lo que he estado haciendo aquí”, compartió. Las matrices exhibidas dieron vida en una primera etapa a los tirajes de las series y carpetas acordes a “Popol Vuh”, “Códice Yanhuitlán”, “Diálogo Purépecha”, “Negro Mezcal”, “Sueños” y “Pesadillas”, “Béisbol”, “La Muerte” y “El Beato de Liébana”.
“A través de la exploración de los materiales y las técnicas pictóricas, Sergio Hernández resalta en Mono-ha la plasticidad de la imagen transmutada en objeto abierto a múltiples capas de significado y temporalidades, haciéndonos partícipes de otra clase de narrativa artística”.
Nidia Rosales, autora del texto de sala
¿Cuándo y dónde?
En curso, en Hidalgo 1212, Centro, Oaxaca de Juárez.
