Karyme García Gómez
Animales salvajes, emociones, buenas causas y concientización, son lo que el maestro oaxaqueño Olegario Hernández trasmite y plasma en sus obras.
Originario de Pinotepa de Don Luis, distrito de Jamiltepec, en la Costa oaxaqueña, es un artista que se ha destacado por el “grabado de jícaras”, en las cuales diseña elementos florales y animales en peligro de extinción, que invitan a la reflexión y al cuidado de la naturaleza, al abordar la problemática de la explotación comercial descontrolada de la flora y la fauna en las comunidades indígenas.
Olegario se dio tiempo y espacio para recibirnos en su taller, ubicado en Santa Cruz Xoxocotlán. El taller de Olegario es una cuna del arte, porque a donde sea que voltees, la creatividad de este artista está presente. En este lugar nos permitió adentrarnos en su vida personal y profesional, respondiendo preguntas para conocer más sobre él y su trayectoria.
Olegario, más allá de ser un artista, es un ejemplo de vida y superación. Desde los 5 años de edad aprendió y se empezó a desempeñar en el mundo del tallado de jícara. A esa corta edad, él empezó a hacer líneas en las jícaras tiernas, y desde ese momento se enamoró del mundo del arte. Desde ahí, nunca paró, pues a pesar de los obstáculos y cierta discriminación que sufrió por ser originario de un pueblo indígena y no hablar español, pues su lengua originaria es el mixteco, él decidió buscar nuevos horizontes e ir “a donde apunte el huarache”, llegando a Guadalajara, donde estudió Artes Plásticas en la Universidad de Guadalajara.
Contó que, al principio, fue algo difícil, pues se encontraba en un mundo completamente distinto al que conocía; sin embargo, se cruzó con el maestro José Silva, quien le mostró su apoyo en todo momento.
A pesar de la discriminación y estereotipos que tiene la sociedad sobre las personas y lenguas originarias de pueblos indígenas, Olegario platica que no se avergüenza de sus raíces y siempre las tiene presente; incluso a la pregunta ¿considera que sus raíces han sido un obstáculo o un beneficio?, el artista respondió: “Yo siento que es un beneficio, porque eso es lo que me ha impulsado a llegar a otras ciudades y conocer otras culturas”.
Hablando más sobre su vida profesional y el grabado de jícaras, nos interesamos en las técnicas, métodos e inspiraciones que utiliza.
El maestro oaxaqueño mencionó que antes de grabar alguna figura en las jícaras, él no tiene un boceto, simplemente se deja llevar por su imaginación y lo traza en el momento, lo que lo hace aún más único.
-¿Cómo diseña cada jícara?
-La misma jícara ve mis sentimientos, y empiezo a trazar las figuras; depende del ánimo.
Agregó que lo que él busca transmitir con sus obras, son “sentimientos humanos”, como el nerviosismo, enojo, alegría y miedo.
-¿Cómo surgió la idea de implementar la madera negra en el grabado de jícaras?
-Gracias a las artes plásticas y a los maestros de grabado, aprendí diversas técnicas para aplicar en las jícaras, como la madera negra, hoja de cobre y plata.
Relacionado con esta pregunta, el artista nos contó acerca de las técnicas que trabaja en sus obras, tales como la escultura, el grabado de jícaras, el óleo, el encausto, la acuarela y la orfebrería.
Acerca del éxito profesional que ha alcanzado como artista, Olegario no se siente completamente realizado; no siente que ha llegado a tener su mayor éxito profesional, más bien, “voy en la búsqueda”, mencionó.
-¿Qué obra considera la mejor que ha realizado y por qué?
-Todas las obras forman parte de mi vida, son como unos hijos, a todas las veo igual.
Dijo que no tiene una obra favorita y al igual que su éxito profesional, no se siente al cien por ciento realizado; “voy a medio camino”, contestó.
Acerca de los obstáculos con los que se enfrentan hoy en día los artesanos oaxaqueños, Olegario dice que el mayor obstáculo es que “ya no lo están haciendo de corazón”, que ahora solo lo hacen pensando en lo económico y es por eso que se va devaluando el esfuerzo y el trabajo de los artesanos; y es algo que efectivamente podemos ver diariamente en las calles de nuestra ciudad, donde hasta los mismos oaxaqueños preferimos comprar a marcas reconocidas y tiendas modernas, que a nuestros mismos paisanos, los verdaderos artesanos oaxaqueños, a los que tristemente sí les regateamos; ¿por qué con los artesanos originarios regateamos y con las marcas reconocidas no ponemos ni un pero?
