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Altar de dolores

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Conchita Ramírez de Aguilar

“Virgen llena de dolor/ haced que cuando expiremos/ nuestras almas entreguemos/ por tus manos al Señor”.

Nuestro altar es pequeño, pero cuenta con los elementos que la ocasión requiere: la imagen de la Virgen en el centro, un fondo negro y morado de papel china, flores inmortales de color morado y blanco, manojos de laurel y poleo, trigo germinado en latas,  naranjas amargas con una banderilla de papel china, de color morado y blanco clavada en cada una de ellas, las velas y veladoras, piezas de barro de animalitos cubiertos de chía y coronas de cucharilla (mamá me explicó que la cucharilla proviene de la base de los magueyes).

En este año, mamá me dijo que yo me encargaría de germinar la chía sobre los animalitos de barro. Cuando la escuché, dije:

—Mamá, ¡es muy difícil, no puedo hacerlo!

Ella, sonriendo y con mucha dulzura, expresó: 

—Claro que puedes, Yo voy a guiarte.

Quince días antes de la fiesta, fuimos al mercado para comprar los animalitos de barro, que yo escogí: un pato, un chivo, una tortuga y un burrito. Adquirimos también los germinados de trigo y chía, veladoras, papel china, latas para el germinado de trigo y demás.  Iremos por las flores un día o dos antes de la celebración, para que se vean frescas.

Un día después de las compras, mamá me llamó y dijo:

—Es hora de preparar las piezas. Lo primero que debes hacer, es remojar cada una de ellas, al igual que la chía, y déjala reposar un rato.

Hice lo que me pidió y cuando vi que la chía empezaba a ponerse como gelatina, avisé a mamá. Me indicó que la tomara y cubriera con ella completamente cada uno de los animalitos. Confieso que recibí varios rasguños al cubrir la pieza, porque está rugosa. Por último, en el hoyito que tiene cada animalito, vertí el agua y las dejé reposando un día. Pasado este tiempo, mamá me pidió que llevara las piezas a un cuarto oscuro. Deben permanecer ahí cuatro o cinco días para que mantengan la humedad y puedan germinar.

Finalizado el plazo, nerviosa y muy emocionada, fui a retirarlas para colocarlas en el altar. Al verlas, totalmente cubiertas del germinado, muy feliz, exclamé:

—¡Están preciosas! ¡Sí pude hacerlo!

Cuando mamá me vio tan orgullosa llevando los animalitos al altar, dijo acariciándome:

—Hija, tú puedes lograr todo lo que te propongas, no lo olvides

Y aquí estamos ahora, terminando el rosario y yo presumiendo mi obra. Por cierto, cuando mi nana vio lo que hice, me abrazó cariñosamente.

Para saber

Denarios es un Taller de Escritura de Adultos Mayores, si te interesa unirte llama al 951 274 88 12 o envía un correo a [email protected]

 

"Es hora de preparar las piezas. Lo primero que debes hacer, es remojar cada una de ellas".

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