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Se reencuentran el padre José Miguel y sus ángeles

Foto(s): Cortesía
Redacción

Aquella soleada mañana del 26 de octubre de 2012, el sacerdote José Miguel Pérez García fue descubierto aparentemente dormido. En su cama sin cabecera, con el rostro hacia el cielo fue hallado por una de sus asistentes. Una sábana de color rosa pálido cubría el resto de su endeble humanidad. Era el colchón que usó por muchos años para descansar, dormir y soñar.


El sacerdote fue declarado muerto y en ese instante se confirmó que sería extrañado por cientos de huérfanos, a quienes protegió como un padre biológico. El creador de la Ciudad de los Niños y protector por más de cincuenta años de los pequeños desprotegidos, fue recordado ayer por sus huérfanos y como un acto de gratitud y respeto le cubrieron su tumba con cientos de flores de cempasúchil.


José Miguel Perez García nació en Ejutla el 18 de septiembre de 1930. Expiró sin lujos. Su  desenlace que ocurrió 39 días después de cumplir 82 años de edad y 58 años de labor sacerdotal, recuerda el sacerdote Baruch Soriano García, egresado de la Ciudad de los Niños, y a quien el arzobispo José Luis Chavez Botello designará nuevo responsable de la institución.


En memoria a Pérez García, en la Ciudad de Niños, la casa donde los dejó su benefactor, ayer un grupo de pequeños adornaron con flores su tumba, le encendieron dos velas de parafina y depositaron cuatro panes de yema sobre la lápida.


Julio Cesar Guzmán Martinez, de seis años, originario de Chiapas, no lo recuerda, pero animado por sus compañeros y colaboradores del sacerdote Baruch Soriano García, hicieron compañía en la tumba del ejuteco.


Junto a su tumba, en uno de los muros, se lee: "Porque para mi vida es Cristo y la muerte una ganancia". El padre José Miguel solía repetirlo, inspirado en la cita de una carta del Apóstol San Pablo a los filipenses.


En su triste adiós, en la capilla Juan Bosco, el féretro de José Miguel Pérez García, fue conducido hasta el altar y colocado ante el Gran Cristo Resucitado, y sus niños visiblemente entristecidos y envueltos en llanto ocuparon las bancas de madera de la primera fila.


Y recordando a Roberto Carlos, de pronto, en coro y con lagrimas cantaron:


Tu eres mi hermano del alma realmente un amigo/ Que en todo camino y jornada este a siempre conmigo/ Aunque eres un hombre aun tienes alma de niño/ Aquel que me de a su amistad, su respeto y cariño.


Decenas de adultos sucumbieron al dolor de los niños que con voz angelical, continuaban:


Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos/ Y tu no cambiaste por fuertes que fueran los vientos/ Es tu corazón una casa de puertas abiertas/ Tu eres realmente el mas cierto en horas inciertas.


Quién fue José Miguel Pérez García


Al ordenarse sacerdote el 18 de abril de 1954 en la Catedral de Oaxaca, el padre José Miguel Pérez García, decidió seguir las sabias enseñanzas y el camino escabroso marcado por Jesucristo hacia la salvación.


Pérez García fundó la Ciudad de los Niños el 24 de febrero de 1958. En medio Siglo han dormido, comido y crecido en ese sitio más de dos mil niños abandonados por sus padres.

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