El amor romántico entre mujeres sigue siendo considerado, de cierta forma, un tabú. A pesar de que ha sido el tema principal en las obras de muchos artistas, pocas veces se ha explorado de una forma realmente profunda. En este caso, Marianne es una pintora a la que contratan para hacer un retrato de Hélöise, a quien su familia sacó ex profeso del convento en el que se encontraba, para casarla con el prometido de su hermana recién fallecida. La dificultad de esta tarea radica en que ella no quiere ser pintada, por lo cual la artista debe hacerse pasar por su dama de compañía para realizar un cuadro cuya realización pase inadvertida para la musa en cuestión. Sin embargo, es imposible inadvertir los sentimientos que poco a poco van embargándolas más y más.
"Retrato de una mujer en llamas" (2019) es la cuarta película de la realizadora francesa Céline Sciamma, misma que la consagra como una de las cineastas más audaces de la escena contemporánea. En ella, se narra la historia de dos mujeres que se ven unidas y a la vez separadas por el arte, quienes se ven atravesadas no solo por la época en la que viven, también por las diferencias sociales que las separan. La cinta no solamente es visualmente impresionante, sino igualmente disfrutable por la química que irradian sus personajes, quienes también manifiestan el dolor que implica una relación no convencional en un tiempo aparentemente incapaz de comprender sus sentimientos.
Marianne sabe que al terminar la pintura, está entregando a Hélöise a los brazos de un hombre que probablemente no pueda dimensionar la complejidad de sus emociones, pero igualmente está consciente de que no tiene otra opción. A través de la fotografía, la música y otros elementos que acompañan a un filme enteramente protagonizado por mujeres, Sciamma muestra el amor en su complejidad, tanto en el gozo como en el dolor, dejando claro que a veces, como en el mito de Eurídice y Orfeo, el recuerdo es preferible a la decadencia.
