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Cuarto Suspiro; Brian Corres y Natalia Bo producen piezas artesanales de gran calidad

Foto(s): Cortesía
Redacción

Trabajar con las manos satisface una necesidad del alma de una manera que ninguna máquina, por compleja que sea, puede conseguir; la mano no es lo un instrumento, un apéndice del cuerpo; la mano es un reflejo del alma y su trabajo refleja una manifestación del espíritu de la vida cotidiana; este es el caso del Estudio Cuarto Suspiro, que es algo más que arte; es simbolismo, es imaginación, es belleza, pero sobre todo corazón; sus fundadores son Brian Corres y Natalia Bo, ambos egresados de la escuela de artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).



Desde pequeños, cada uno vivió su proceso de acercamiento al arte; en el caso de Natalia Bo, sus padres la impulsaron en el arte; su mamá tenía una tienda de manualidades, donde trabajaba con diferentes materiales y ahí fue donde le nació el interés de trabajar con las manos.


El caso de Brian Corres no fue distinto; fue dentro de su hogar donde siempre hubo manipulación de metales, materiales, rótulos, dibujos, por lo que se pudo dar cuenta que le gustaban mucho las formas, lo que volvió su vocación.


Trabajaron en forma individual hasta que un buen día decidieron unir su vida y su trabajo en este hermoso proyecto lleno de vida y energía; desde entonces juntos mezclan sus conocimientos, técnicas y estilos, que en colaboración con su equipo de trabajo logran piezas únicas de gran calidad y belleza.



Su taller se encuentra en el poblado de San Andrés Huayápam, un lugar mágico que da cobijo a sus piezas, mismas que son inspiradas en la gran variedad de flora y fauna que alberga el planeta.


Sus procesos retoman técnicas artesanales, entre los que destacan la preparación de barros y arcillas, torneado, pastillaje, esgrafiado, modelado, forja, marmoleado y decorado con engobes; las piezas precisan de dos quemas en un horno de gas, un bizcocho a 850 grados Centígrados y una quema final de 250 grados Centígrados; los acabados que se utilizan son a base de minerales y óxidos metálicos libres de plomo; sus piezas son concebidas como arte objeto, piezas únicas de gran belleza.


No se complican en definir su obra, si es arte o artesanía, solo lo definen como objetos culturales de gran valor simbólico, donde retoman los animales, la flora, la fauna, que les atrae, como arte objeto o como cerámica utilitaria y ornamental, algo novedoso con su sello personal, sin utilizar las técnicas ya establecidas; sin embargo, las ideas les llegan de todas partes y de todo lo que les rodea.


Los personajes que  más representan en vasijas, botellas, floreros, tazas, etcétera, son murciélagos, cocodrilos, pulpos, armadillos, conejos, aves y peces.



Han participado en diversas exposiciones didácticas en el MACO, en el Congreso, Gabinetes utilitarios de Curiosidades en el Centro Cultural Santo Domingo; aunque ahora debido a la pandemia se han suspendido algunas exposiciones ya programadas, pero ellos siguen en su proceso de creación dentro de su taller.


El éxito que tienen lo atribuyen a la calidad de sus piezas, el diseño, la paciencia con que elaboran cada una de ellas; el material que llevan más allá para lograr hacer algo diferente y utilizar técnicas que están a la vanguardia.


A los jóvenes que como ellos emprenden un camino dentro del arte o fuera de él, les dicen que hay que hacer lo que les gusta sin titubear y disfrutar en el camino todo el proceso de lo que les apasiona, entregándose totalmente.



Pues bien, Cuarto Suspiro es un taller de diseño y producción de cerámica contemporánea de alta temperatura; su producción se caracteriza por piezas utilitarias y artísticas de gran calidad con propuestas innovadoras en una constante búsqueda creativa; experimentan con el material dando vida a nuevas formas.


“El amor por los objetos hechos a mano, son producto de un alma nostálgica”.


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