Como desde hace días no se veía, este viernes, parte del mercado 20 de Noviembre volvió a latir con la presencia de visitantes. Algunos se quedan a la celebración de la Guelaguetza, pero otros sólo van de paso.
Doña Eulalia Hernández luce una ligera sonrisa en su rostro mientras sirve tlayudas con tasajo, mole y chocolate con pan a sus comensales.
Revive el comercio
Después de varias semanas en las que parecía que la vida del mercado agonizaba, este fin de semana la situación fue distinta.
Los músicos, los de la marimba y los tríos tocaron para un público; algunos comedores se colmaron de clientes y las cacerolas de comida se volvieron a vaciar.
“¡Es una bendición que lleguen los turistas!” “¡Apenas están llegando y ojalá que se mejore la cosa!”, dice la cocinera de La Malinche.
Todo tiene sentido con visitantes: el color del papel picado que adorna los locales, el grito de los comerciantes que invitan a comer, los montones de tlayudas sobre el mostrador, el tasajo, el chorizo y el quesillo que se exhiben; además del olor inigualable del pan, mole y chocolate oaxaqueño.
Oaxaca no pierde su encanto
Desde Sinaloa, Juventino López y Amalia Sánchez se pasean por los pasillos del mercado; se toman fotos, degustan de su gastronomía y disfrutan de los colores y olores del lugar.
El destino final de los viajeros es Puerto Escondido, pero no evitaron pasar algunas horas en la capital.
“Aquí son los maestros, allá son sicarios. No nos preocupa el tema, en todos lados hay algo”, expresa el hombre, contento, con su singular acento norteño.
Planean próxima visita
El plan no fue estar en la celebración de Guelaguetza. Desconocen de la fiesta máxima de los oaxaqueños, pero a su regreso de la playa, la pareja planea estar un par de días más en la capital.
Monte Albán, Mitla y Hierve el Agua son los destinos que a la pareja le interesa visitar la próxima ocasión que arriben a la ciudad.
