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Primavera ceremonial en el cerro del Jaguar

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Santa Catarina Lachatao, Oaxaca.- Año con año pobladores de este municipio de la sierra norte acuden a la montaña Xia Yeetza (cerro del Rayo). Tiene que ser un día antes de que entre la nueva estación, para recibir el equinoccio de primavera en un centro ceremonial que renace. El ritual marca el retoño de la tierra, de la transformación, de la renovación, del trabajo y del compromiso que cada uno asume con su comunidad.


Para subir hay que solicitar el permiso al cerro, ya que el ritual exige dejar atrás la negatividad y todo aquello que sea prescindible de llevar a la cima. Tras una caminata por los vericuentos del bosque se llega a una planicie desde la que se pueden observar 12 pueblos. Muchos consideran el sitio una fortaleza y así lo comprueba su propia historia




Desde las montañas del Xia Yeetza se observan 12 pueblos de la Sierra Norte. FOTO: Carina Pérez García

Debajo de los pies de quienes suben para recibir la energía de renacimiento yace la historia zapoteca, vestigios arqueológicos que conserva celosamente el cerro, donde por la tranquilidad lo único que se escucha es el viento susurrar entre las ramas de los ocotes canciones de despedida para el invierno.


Entre las rocas, hileras de piedras que demarcan emplazamientos y algunos peñascos, las familias que ya disponen sus viandas comienzan a montar pequeños puestos de comida: elotes, chicharrones, tamales, memelitas, tlayudas, atole, café y hasta mezcal.


Allá arriba todo es un viento reconfortante de tranquilidad. Se prepara ya el Encuentro Equinoccial Lachatao 2017, que reúne un ritual de ofrendas, conferencias, música, danza y teatro. A lo largo de dos días los asistentes rinden su tributo, su galguera, su ofrenda al ritual equinoccial.


Una montaña sagrada




En el Xia Yeetza se recibe la nueva temporada, en un encuentro equinoccial. FOTO: Carina Pérez García

Al amanecer del día 20 de marzo finalmente realizaron la ceremonia prehispánica, que comenzó con el toque del caracol, para recibir la primavera y con ella el ciclo de siembra. A las 6:00 horas danzantes y cantos prehispánicos hicieron vibrar a los asistentes que honraron a la madre tierra.


Casi un centenar de participantes realizaron la primera ofrenda-caminata al cerro de Xia Yeetza -situado un kilómetro y medio del centro de la población-. En el lugar se pidió permiso para estar en la zona sagrada, un territorio con innumerables vestigios arqueológicos.


Desde el también llamado cerro del Jaguar se pueden divisar los pueblos de Nexicho, San Miguel del Río, Santa Ana Yareni, Abejones, Ixtlán, Guelatao, Yahuiche, San Juan Chicomezúchitl, San Miguel Amatlán, Capulálpam de Méndez, Natividad, Xiacuí, La Trinidad y Yatuni, entre otros.




Círculos concéntricos coloreados simbolizaron el movimiento del sol, el sitio para el ritual sagrado. FOTO: Carina Pérez García

El ofrecimiento y bendición se hicieron tras el llamado del caracol, con un saludo a los cuatro puntos cardinales. Ahí en esa montaña sagrada donde los zapotecas hacían su ritual equinoccial. El sol de primavera se asomó con nuevos bríos para agradecer la ceremonia.


Familias enteras participaron en la denominada ofrenda a los Cuatro Fuegos, en el tercer patio de la zona arqueológica, aún sin explorar. Círculos concéntricos coloreados simbolizaron el movimiento del sol, cuando devora el crepúsculo la luz del día.


El ritual equinoccial




Previo al ritual lo niños acostumbran a volar papalotes en la parte más alta del cerro del jaguar. FOTO: Carina Pérez García

Cuentan los pobladores que en el Xia Yeetza, montaña sagrada, los zapotecas hacían su ritual equinoccial, veían al águila, el sol con sus ojos resplandecientes del amanecer. Durante este fenómeno, el sol hace un recorrido eclíptico sobre la tierra, cruza el ecuador y pasa del hemisferio sur al norte, dando lugar a este evento, en el cual el día y la noche son iguales en todo el mundo, con una duración de 12 horas cada uno.


La primavera, este 2017 entró alrededor de las cuatro de la madrugada. Propios y extraños acudieron a este encuentro para marca la renovación energética y el retoño de sus propios ciclos, en una ceremonia que da cabida a lo ritual, así como a un programa de actividades culturales, que año con año atraen a distintos visitantes.

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