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El regeso a Ítaca: historias de la memoria y la migración contadas al azar

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Ítaca es la vida misma, una invitación a regresar a completarse como ser humano, una posibilidad para integrar los fragmentos que se han dejado atrás con cualquier tipo de migración. Ítaca, bitácora de viaje de Saúl Enríquez es el montaje que presenta en tres únicas funciones La Locomotora Foro Escénico; hoy es el último día.


"Si pensamos la vida como un viaje ¿qué sentido tiene entonces viajar apurados del origen hasta la muerte? Nuestra odisea será aquello que nos ocurra mientras avanzamos" dice una de las actrices de esta obra que llegó a la ciudad y se presenta desde el viernes.




En escena se pueden ver los mecanismos de azar para exponer estas historias, las decisiones del público irán permitiendo que las historias avancen o no. FOTO: Carina Pérez García

Se trata de un proyecto hecho conjuntamente con Área 41 Foro Teatral, “Tres colectivo escénico” y el programa México en Escena. Dicha bitácora le relata al espectador el viaje de cuatro personajes, basados en el destino de Ulises, personaje central de la Odisea, lo cual representa la sabiduría de un viaje, de lo que aprendemos a lo largo de nuestro camino y nuestra existencia, de lo que vamos guardando poco a poco en nuestras emociones, cuerpo y memoria, aquello que siempre llevamos con nosotros mismos.


En esta obra en cuyo transcurso es indispensable la interacción con el público, quien finalmente decide qué historia ver, representa la sabiduría de un viaje. Esta noche nuevamente el elenco conformado por: Paty Estrada, Ana Lucía Ramírez, Laura Vetchinova y Jessica Mueller se rige por el concepto elaborado a partir de una investigación sobre historias de migración cercanas.


"Descubrimos historias extraordinarias de nuestros padres, tíos y abuelos, pero inconclusas. Entonces nos dimos a la tarea de completar nuestro mapa. Nuestras historias suceden en Alemania de la Posguerra, en la fría Rusia, Oklahoma en los años 80 y Ranchito en México en 1950".



En escena se pueden ver los mecanismos de azar para exponer estas historias, las decisiones del público irán permitiendo que las historias avancen o no. El público sabrá que tiene que sacrificar una historia y no se sabe aún cual de ellas se conocerá hasta el final. Cada noche representa la oportunidad de descubrir una nueva historia, nuevamente, los asistentes tienen la última palabra.




Un chico del público, en su participación en la obra. FOTO: Carina Pérez García

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