Pedro Friedeberg lanza nueva exposición  | NVI Noticias Pasar al contenido principal
x

Pedro Friedeberg lanza nueva exposición 

artista_pedro_friedeberg
Foto(s): Cortesía
Redacción

Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- "Hipnerotomagia", dice el artista Pedro Friedeberg sobre el título de su nueva exposición, "es una palabra maleta".

En ella caben varios conceptos: hypnos, sueño; eros, amor, y mache, lucha. La resolución a través de los sueños, resume Alejandro Sordo, curador de la muestra montada en la galería Maia Contemporary.

 

"De los sueños de amor", especificaría presuroso el creador surrealista ayer al presentar la exhibición integrada por sus trabajos más recientes, los cuales realizó inspirado en uno de sus libros favoritos: el Hypnerotomachia Poliphili, obra del fraile dominico italiano Francesco Colonna (1433-1527).

Un título de finales del siglo 15 donde se cuenta la exótica travesía onírica de Poliphilo persiguiendo el amor de Polia a través de asombrosas arquitecturas y paradisiacos lugares, ilustrado con xilografías en un estilo temprano del Renacimiento.

 

"En sus tiempos era un viaje amoroso por un jardín muy bonito donde (Poliphilo) descubría plantas muy especiales y mujeres muy hermosas, ríos muy caudalosos y arquitecturas muy bizantinas", detalló Friedeberg, con su voz baja y gutural, ante los medios.

"Las ilustraciones son muy hermosas (...) Me inspiraron para hacer algo parecido", remarcó el artista plástico, sin poder recordar cuándo o cómo sucedió su encuentro con tal obra.

"Es como si me preguntaran dónde descubrí la Divina Comedia. Siempre he vivido con ella".

Hipnerotomagia reúne, en total, 28 piezas, entre pinturas, esculturas y obra estampa. Todas ellas con la misma obsesión en torno a la arquitectura, el paisaje, los vestuarios, las figuraciones y las formas.

"Aquí hay elementos de los ornamentos del Renacimiento; hay también formas vegetales, animales, zoológicas, de insectos", relataba Friedeberg, por momentos con los ojos cerrados y apretados para más concentración y como no queriendo perder las ideas, que, si habitan en su interior de la misma forma que las imágenes en sus obras, se desbordan a caudales.

"Sobre todo hay una cosa que me fascina mucho, que son los logotipos", añadiría.

De ahí aquel flechado San Sebastián levantado sobre varias latas de Coca-Cola, o un retablo presentando una "alegoría metafísica variada sobre arquitecturas 'cocacolísticas' y no 'cocacolísticas'", como su creador definió.

Alfabetos de otras civilizaciones, códices y códigos, más esas geometrías y seriaciones aritméticas tan características del trabajo de Friedeberg, también resaltan en la exhibición, así como mucho erotismo.

"La Mona Lisa tiene 17 sonrisas eróticas", expresó sobre el último cuadro que pintó, apenas dos días antes de que fuera colgado en la galería, la misma en la que a finales de 2019 exhibiera Fifípolis, un reflejo de su hastío con la realidad actual.

Esta vez la mirada va dirigida al pasado, del cual se autodenomina un enamorado.

"La mayoría de los artistas modernos dicen que es un error apoyarse en el pasado. A mí me parece que el pasado es tan rico que se pueden prestar tantas cosas. Sólo del pasado precolombino, por ejemplo, las civilizaciones mayas, aztecas, totonaca, zapoteca... hay una riqueza de ornamentos, de colores", enlistó a propósito de otro de los elementos apreciables en esta exposición.

Atravesando toda su producción, siempre en contraste con esas inconfundibles construcciones a blanco y negro, un dominio del color termina por avivar las piezas, a exhibirse en el recinto de Colima 159, Colonia Roma, hasta el 19 de marzo.

"El color no es absolutamente necesario, pero sí añade algo a la tristeza de la vida diaria", consideró, compartiendo su predilección por el turquesa y el lapislázuli.

"Me gustan mucho los colores un poco prohibidos y extraños, pero no los uso demasiado porque se 'shockea' la gente", continuó. "Casi todos los colores son bonitos; me gustan todos menos el verde. Si encima de esto, le meto verde, pos ya parecería aquí el tianguis de La Lagunilla".

 

Enriquecer el arte 

 

El único significado que Friedeberg reconoce y concede a su obra es el absurdo y el ridículo.

"Nunca vas a lograr entender una obra suya, porque siempre va a haber algo que no encaja (...) No es una obra fácil en el sentido de entenderla y desecharla", enunciaría Alejandro Sordo, representante del artista, quien causó molestia al tomarse la excesiva libertad de responder cada pregunta que se le hacía.

"Que conteste él", exigió la prensa a quien incluso forcejeó levemente por el micrófono con Friedeberg, que con elocuencia atendía cada uno de los cuestionamientos.

Burlarse de la vida cotidiana, de lo que dan por hecho, "que en el fondo todo es absurdo, que nada tiene explicación", calificaría el artista plástico a su corriente.

"Ni estamos seguros de si estamos aquí o en otro planeta; aquí hay espías de otros planetas, a lo mejor", ironizó. "Es que es una locura total, inexplicable, inefable. Por eso es tan difícil hablar de arte".

 

Cómo empezó a pintar

Ahí Friedeberg aprovecharía para contar cómo, cuando empezó a pintar, su "gran batalla" era contra el arte abstracto, el cual considera mucho menos propositivo que el arte ridículo y el surrealismo.

"Una cosa negra junto a una cosa amarilla, y que 'eso es la belleza'", relató, haciendo un ademán desdeñoso.

"Es muy pobre, me parece una premisa muy pobre el arte abstracto, y el arte minimalista también. Yo creo que hay que enriquecer el arte con muchísimas imágenes", propugnó, y las saturadas piezas de Hipnerotomagia ilustran tal convicción.

Zona Maco

Cuestionado sobre sus impresiones ante la más reciente edición de Zona Maco, el artista respondió haber visto lo mismo cosas buenísimas que "aburridísimas", que parecen sobrar de las décadas pasadas, así como mucha abstracción, un tanto "boba".

Pero, finalmente, Friedeberg expresaría: "El arte en realidad es un capricho. No hay una diferenciación entre lo abstracto y lo no abstracto".

 

 

 "El surrealismo nunca se volverá viejo",  Pedro Friedeberg.

 

  

"El surrealismo es eterno. O sea, Adán y Eva es una propuesta surrealista, porque tiene que andar un hombre con una hoja de parra en el sexo, con una mujer que va a ser la mamá de toda la civilización y que va a procrear dos hijos que se van a matar el uno al otro. Todo eso es surrealismo total, ¿verdad?", Pedro Friedeberg.



 

 

 

 

 

 

 

 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.