Azucena Delgado Ochoa
En la segunda había juegos de mesa, cartas y dados; dicen que son muy divertidos, pero yo no tengo hermanos para que jueguen conmigo y mis papás siempre están ocupados. En la tercera vi parques, pelotas y niños corriendo; dicen que el ejercicio mejora el cuerpo y la mente. En ese momento sentí mi cuerpo emocionado, lleno de energía y alegría. Esa sensación es la que quiero para mí.
—¡Eso quiero!- le dije al ángel Endorfino.
—¿Estás seguro?
—Sí, eso quiero, por favor dámelo y déjame entrar por tu puerta.
—Está bien. Si tú lo eliges, ve con el ángel Dopamino y entrégale su dispositivo, dale las gracias por haberte entretenido y por haberte enseñado que si lo usas mucho te sentirás irritable o querrás cada vez más juegos para sentirte bien. Sigue los consejos de tus papás y maestros, sé amable con los demás, cumple tus responsabilidades, duerme temprano, agradece lo que tienes, come sano, cuida tu cuerpo y tu cerebro.
Desperté muy agitado y emocionado. Oí los “buenos días” de mi mamá y nunca me sentí más feliz de saber que hay muchas cosas por hacer.
—¡Buenos días, mamá!
—Qué hermosa sonrisa tienes hoy.
—¡Gracias mami! Mamá, ¿cuándo se va a terminar la pandemia? Quiero que me inscribas a un deporte. Por favor, algo al aire libre donde pueda correr y jugar con otros niños; ya no quiero usar tanto la tablet; además, te ayudaré a hacer más cosas en la casa.
—¡Claro que sí, mi niño! El deporte alegra el cuerpo y en casa siempre hay mucho por hacer. En cuanto sea posible, te inscribiré al deporte que quieras.
Estoy dándome cuenta de que no es tan malo lavar los platos; el agua es relajante. Pienso que usaré el internet para buscar algún deporte que me guste. Quiero brincar y pasar la pelota, tal vez basquetbol. Y ahora ya sé que nuestro cerebro nos ayuda a todo, lo cuidaré mejor.
¿Por qué mis papás no me habían dicho esto? Creí que lo sabían todo. Lo bueno es que tengo un ángel en mis sueños que me cuida y vino a decírmelo.
Este cuento es tu ángel.