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LECTURAS PARA LA VIDA: Cuentos del Doctor Lector

cirugia
Foto(s): Cortesía
Redacción

José Luis Ortega González

 

Ahora preguntas a todo mundo por Marcos, pero pronto aprendes que no puedes hacerlo con todo mundo. No todos son “Dulce” o “Pitufina”; está un turno en particular donde confluyen “Elisa la amarga”, la “doctora flaca Sally” y el “doctor Muppet”. Cada uno se ganó su apodo a pulso, con sus respuestas groseras y rudas ante tus inquietudes. “A mí no me preguntes nada, que te informe todo tu médico, y menos de tu niño o niña, qué sé yo; yo solo tengo la obligación de atenderte a ti”.

“Perdón” respondiste intimidada a la enfermera Elisa.  La doctora “Flaca Sally” te mira con indiferencia; de lejos, toma notas de los monitores y te dice sin dirigirte la mirada “Estás estable, no te quejes de nada, ¡cuántos quisieran estar como tú!”.  Y desaparece, casi tan rápido como el “Doctor Cometa”, cuyo apodo habla por sí solo.

El doctor Muppet, grotesco, refiriéndose a tu hijo como “el chamaco”, y platicando todo el tiempo, entre carcajadas, con el resto del personal, solo de comilonas y borracheras. Te preguntas por qué motivo nadie le informa al personal hospitalario, que aunque estés sedada, escuchas, escuchas todo lo que los demás hablan, aunque no lo quieras; que cada palabra tiene el peso de una gran roca sobre tu estado de ánimo y de conciencia, que alguien debería instruirles esto. Pero, bueno, sientes que debes ser honesta y admitir que la mayoría del personal sí ha sido gentil y delicado contigo.

 Cada vez puedes mantenerte despierta por más tiempo. Empiezas a emitir sonidos que te permiten articular palabras entrecortadas; quienes quieren, te entienden sin mucho esfuerzo o al menos, dejan ver que te entienden y eso te hace sentir bien. Las sonrisas, el valor de las sonrisas que algunos médicos y enfermeras te dedican, perceptibles por debajo de las mascarillas y protectores oculares. Entiendes el significado de sonreír con los ojos. Reconoces a quienes te atienden por esas sonrisas y los tonos de su voz.

Ya te han informado que Marcos mejora, respira ya por sí solo con muy poco oxígeno adicional. Su médico te visitó por la mañana y te emocionó al decirte que en cuanto pases a una habitación fuera del área Covid, podrás abrazarlo piel a piel, como tu esposo Sebastián ha podido hacerlo ya. Tal vez incluso se anime a mamar de tu pecho si está listo para ello.

Continuará el próximo lunes…

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