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La mala imagen del Psicoanálisis

videollamada
Foto(s): Cortesía
Redacción

Hoy tenemos la oportunidad de recibir información de forma incesante, pues esta se genera de manera vertiginosa en las plataformas digitales. En lo particular, cuando reviso el muro de Facebook, encuentro publicaciones que tienen que ver con el Psicoanálisis, así como comentarios a ellas.

Una mala imagen del Psicoanálisis

Hubo una respuesta en particular a una de esas tantas publicaciones que me dejó reflexionando. Intenté recuperarla para tener la información de manera fiel, pero la perdí entre todas las publicaciones del día. Lo que recuerdo de ella es el cuestionamiento al Psicoanálisis como ciencia. La persona argumentaba que el Psicoanálisis no podía reclamar un lugar en lo científico pues su tratamiento era “un fracaso”. Mencionó que él es argentino, que cursó la carrera de Psicología y ahora, como profesional, había observado a personas que tenían años de tratamiento psicoanalítico —ocho, menciona él—, sin ningún resultado terapéutico.

Lamenté profundamente esa imagen que la persona se ha hecho del Psicoanálisis; me atrevo a suponer que han sido los psicoanalistas de su contexto social quienes, de alguna manera, son responsables de generar esa opinión. Sin embargo, de su crítica habré de realizar una observación, ya que lamentablemente hay una injusticia en ella. En primer lugar, habremos de separar lo que es el Psicoanálisis y las malas prácticas, pues al parecer, quien dio tal opinión, ha tenido la mala suerte de encontrarse con ellas. ¿Cómo deduzco tal cosa?

Malas experiencias crean malas opiniones

De la publicación de Facebook se desprende que quien emitió el comentario conoce a personas con al menos ocho años de tratamiento psicoanalítico, en quienes no ha observado resultados terapéuticos. Nuevamente me atreveré a suponer, desde lo que este usuario de Facebook menciona: él, como psicólogo, sabe que las personas acuden a terapia en busca de la solución de algo que los aqueja, por lo que sería complicado saber a ciencia cierta si dichos pacientes resolvieron eso o no, en los años que llevan en tratamiento. Por lo que he de conjeturar que la crítica no es en sí a los efectos terapéuticos, sino hacia las maneras (conductas y disposición hacia el mundo) de tales personas. Aun así, él comentarista, en lo general, no se equivoca en su opinión.

No podría decir, de manera totalitaria, que quien se somete a un tratamiento psicoanalítico cambia en lo profundo —lo que se expresaría en la conducta y estados afectivos—, pues esto no solo depende del tratamiento, sino que la disposición psíquica de los pacientes es primordial para que ello suceda. Cuando una persona con años de tratamiento psicoanalítico deje esa impresión, como la que tiene la persona mencionada, hay que poner el cuestionamiento en el lugar correcto, en dicho caso, en quien ostenta el lugar de psicoanalista. A manera de ejemplo, si contrato a un sujeto que tiene un negocio de carpintería para que me construya una mesa, y este me la entrega, no solo con las patas disparejas, sino que también con malos acabados, no me atrevería a decir “mejor la hubiera mandado hacer de metal, pues el arte de la carpintería no sirve”.

Continuará el próximo lunes…

Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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