Rafael alfonso
Iniciando el pasado mes, nuestros amigos de Cabros Editores, a través de sus redes sociales, hicieron una llamativa publicación. A través de ella, con el fin de celebrar, o mejor dicho, de hacer de marzo “el mes de la poesía”, convocaron a todas las personas que desearan publicar poemas de su autoría.
Como era de esperarse, la convocatoria generó de inmediato varias expectativas, y casi desde el primer día de su lanzamiento motivó la participación de poetas, que fueron publicados en la página de Cabros, prácticamente a razón de uno por día, durante todo el pasado mes. Este pequeño festival virtual contó con la participación de poetas no solo de Oaxaca, sino también de otros estados del país e incluso de algunos extranjeros.
Cabros es un grupo de escritores y artistas plásticos y visuales que labora desde la ciudad de Oaxaca y cuyos intereses (diversos) se centran en la poesía, la novela, ensayo crítico y periodismo. Aunque su manifiesto reza que su afán es “contribuir en la construcción de una sociedad crítica, respecto a temas de actualidad”, no deja de ser curiosa la base número 2 de su convocatoria que, en su redacción, si no contradice sus intenciones, al menos les pone un asterisco. Cito: “La temática es libre siempre y cuando se respete la diversidad de opinión de los infinitos grupos sociales, en dado caso, la editorial se reserva el derecho de publicación”, lo cual traducido a cristiano significa que, sobre los poetas convocados, sobrevoló la sombra de la censura —o una cordial invitación a la autocensura— por razones de corrección política; un mal generalizado en nuestra “incluyente” sociedad. Por supuesto esto no limitó el entusiasmo o la participación de los poetas, aunque en consonancia con lo anterior, no se advierten en los poemas seleccionados intenciones críticas ni temáticas polémicas.
En términos que ya corresponden al terreno de la literatura, habría que decir que los propios poetas podrían haberse beneficiado de una mejor selección de sus materiales. Hubo participantes que presentaron demasiados poemas resultando que, como era de esperarse, salieran mal parados una vez contrastados con otros que presentaron una selección más discreta y de mayor calidad. Sin embargo, esto es una crítica menor en el contexto de la iniciativa que, en lo general, logró su cometido: festejar y crear una nueva y vibrante comunidad en torno de la poesía.
El lector paciente encontrará en esta colección, varios poemas que serán de su agrado y nuevos nombres que ampliarán su panorama literario. Por supuesto, será necesario espulgar entre todo el material que se presentó a una convocatoria tan generosa —en la que para participar no era obligatorio contar con una amplia trayectoria, y que tampoco proponía un filtro de selección crítico—. Para la historia quedan los poemas publicados en la página de Difusión Literaria de Cabros Editores, que reflejan varias constantes en la práctica poética realizada en las coordenadas de nuestra geografía y nuestro tiempo, teniendo aquí material de sobra para reflexionar acerca del ejercicio de la poesía.
