Rafael Alfonso
El pasado 28 de diciembre nos desayunamos con una noticia que, al ser anunciada el Día de los Inocentes, tomamos en primera instancia como broma, pero desafortunadamente, conforme se acercaba el año nuevo, fue confirmada como una realidad: el colectivo Pez en el árbol ha anunciado su cese de actividades.
A la efervescencia editorial que hemos vivido en Oaxaca a últimas fechas, no poco ha contribuido este colectivo con una actividad incesante desde el año 2010. Como muestra de su compromiso y creatividad están los títulos que este 2022 han publicado: "Un hogar llamado cuerpo. Poetas trans" de Abya Yala; "Xaja nsa' lazo' mènd/Vuelo de ensueños" de Ángel Aristarco Alonso; "Lo que inventa la memoria" de Jessica Santiago y "Mi tío, el sastre" de Nallely Tello.
No es fácil hablar de un trabajo continuo de 12 años en un medio que es poco apoyado y reconocido; sobre todo, cuando hay una base ética que procura dar voz a lo que tradicionalmente hemos identificado como minorías, mismas que desarrollan una actividad incesante en búsqueda del reconocimiento y la integración social. Una parte importante de esta intención es encontrar un vehículo que les permita expresar no solo su sentir, sino también sus posturas ideológicas y de vida. Con un trabajo sólido, consistente y profesional, Pez en el árbol ha emprendido su tarea en áreas poco visitadas por la industria editorial, como son la diversidad sexual, la escritura en lenguas originarias y la poesía.
Me atrevo a decir que los títulos de Pez en el árbol y su forma de trabajos sientan un importante precedente en la literatura oaxaqueña y que su iniciativa, en más de un sentido, es ejemplo a seguir para las editoriales independientes de nuestro estado.
Las respetables razones que han tenido para dejar de operar corresponden exclusivamente a la intimidad del colectivo. No pretendemos ahondar en ello ni “investigar” el porqué de esta decisión que desde fuera percibimos como inesperada y que, por supuesto, lamentamos. Solo nos queda desearle a cada uno de sus integrantes que sus caminos individuales y sus nuevos proyectos estén llenos de éxitos mayores a los que alcanzaron con el Pez. Vaya entonces para Raquel Gutiérrez, Luis Gómez, Roberto Ramírez, Marxa Chávez, Itandehui Reyes, Úrsula Hernández y Nallely Tello, así como para todos quienes hayan participado con esta iniciativa (autores, ilustradores y libreros), nuestro reconocimiento y los mejores deseos.
Los títulos que componen el amplio catálogo de Pez en el árbol pueden encontrarse en las diferentes librerías de Oaxaca; muchos de ellos han sido liberados generosamente por el colectivo en su página WEB: pezenelarbol.wordpress.com. Ahí se quedan como testimonio de un arduo trabajo y de las ganas de contribuir a la cultura de Oaxaca y del mundo.
