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Consultorio del alma: cuenta conmigo, Severidad y superyó

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Alejandro José Ortiz Sampablo

En ocasiones, a los seres humanos les acompañan de manera habitual —llamémosles así— procesos de pensamiento, que se viven y que no se cuestionan, pues se comportan como si viniesen de otra persona.

El superyó

Estos pensamientos pertenecen y surgen del propio individuo. Pareciera que su única misión es cuestionar cada acto que este realiza, y muchas veces llegan a tratarlo con una severidad que roza incluso la crueldad. Al percatarse de ello, algunas personas actúan como si su personalidad estuviera dividida en dos partes: una sancionadora y otra sancionada.

Por otro lado, hay momentos en que estos pensamientos parecen desaparecer y se comportan con total independencia del “individuo”, sólo para emerger en el momento oportuno y tratarlo como a un niño indefenso quien ha cometido la peor de las faltas. Es en esos momentos cuando el mismo sujeto comienza a recriminarse e insultarse, tratándose a sí mismo como si no valiera nada.

Autorrecriminación

Ejemplo de ello, en su forma menos álgida y más común, es cuando en la vida cotidiana el individuo (que como hemos observado, posee una personalidad psíquica dividida) se llega a decir a sí mismo: “cómo eres tonto”, “qué estupideces cometes” o “ya lo volviste a hacer”. Cuando estos reproches alcanzan niveles más altos, consumen gran parte de su energía. Eventualmente, la autorrecriminación no puede abandonarse, pues se refuerza constantemente con otra cualidad del pensamiento, la omnipotencia (lo que el individuo dice, eso es). Existen casos donde esto es motivo de insomnio, pérdida de apetito, distracción, suicidios —a veces ocultos en accidentes—, e incluso puede llevar a los sujetos a quedarse ensimismados hasta perder todo interés en el mundo.

La división

Esta entidad sancionadora tiene su origen en la tierna infancia; se ha dicho que es la condensación de la severidad de los padres y la moral social. Sin embargo, lo decisivo para que ella perdure y se comporte como si estuviera separada del Yo, es el conflicto inconsciente que se crea entre lo que empuja al sujeto desde el interior para alcanzar un fin (satisfacción) y la fuerza del propio individuo que se le opone, pues lograrlo le implica una pérdida, por lo general de algo muy preciado. Es decir, el superyó es sostenido por la cobardía del yo y su intención de alcanzar dos cosas a la vez, cosas que la mayoría de las veces se contraponen y contradicen.

La severidad con la que los individuos se tratan a sí mismos es más común de lo que parece. Esto, por lo general constituye un obstáculo para disfrutar las cosas simples de la vida. Si en algún momento te percatas que te tratas de esta manera, te invito a que no sigas atrapado por esos fantasmas y a resolver de otra forma esa manifestación de tu vida interior. Acércate y pregunta.

Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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