Pasar al contenido principal
x

LECTURAS PARA LA VIDA: Carta a mi amada Claris

mujer
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Alejandro José Ortiz Sampablo

Pocas veces son las ocasiones que estar frente al ordenador y ver la hoja vacía, me producen angustia. Posiblemente sea mi persona que se siente perdida, al no saberme compositor o poeta y encontrar así las palabras precisas que describan lo que eres en mí.

Ejerzo un arte que rompe ilusiones. Inundas todo mi ser con solo ver tus lindos ojos, con un roce de tus labios o una caricia. Me encantaría decirte que eres todo para mí; si fuese poeta sabría cómo hacerlo, sabría cómo engañarme. Pero tengo a mi arte y mi hijo también. Estar dividido no es sinónimo de no amarte.

He luchado varias batallas, he muerto varias veces; en cada ocasión regresé sin ser el mismo. He sido hombre, también he fracasado siéndolo, más de las veces por ímpetu e ingenuidad que por canalla, aunque eso no es excusa. Mi última muerte fue distinta. Al mirar tus ojos y tímida sonrisa me entregué a tí, aun cuando no te enteraste de que atravesaste mi alma. Fue solo un instante, pero ahí comenzó mi muerte, a dejar de ser yo.

Ayer inicié un juego contigo, sin que lo supieras, a dejar un vicio que me persigue. Me llamaste, intenté seguir ensimismado en lo que hacía, pensaba que no demoraría más de dos minutos, y continué. Giré mi rostro y observé el tuyo; en ese instante comprendí que es más mi felicidad de vivir en tí, que en mí. Así que soltaré el mundo con solo escuchar tu voz.

Verte sonreír es mi capricho, tenerte a mi lado es mi fortuna. Tu primer nombre significa “justicia de Dios”; desconozco qué habré hecho para merecer tu piel, aroma y ser, si tal justicia exista; pero siento la muerte si no estás. Sé que el 24 de noviembre es especial, porque fue el día que habitaste este planeta, para un día habitar en mí.

Te amo, Daniela Clarisa.

[email protected]

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.