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La disposición psíquica actual de los hijos ¿Qué la determina?

Hombre con cara triste
Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Alejandro José Ortiz Sampablo // Cuarta de cinco partes

En la actualidad nos encontramos a una cantidad considerable de jóvenes con actitudes ante la vida que a los adultos nos es difícil de comprender. Podríamos enumerar un sinnúmero de conductas las cuales se encuentran bien clasificadas en “El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales”, el cual muchos profesionales han adoptado como libro de cabecera, sin ponerlo en tela de juicio en el supuesto que tiene un sustento científico.

Ignorancia y arbitrariedad

Por otro lado, algunos padres aceptan dichos diagnósticos, donde por regla general el responsable en gran parte es una función cerebral, y si después de los estudios pertinentes no encuentran una explicación a dichas conductas, mencionan lo mismo que los médicos de la época victoriana, que es asuntos de nervios, hoy conocido como estrés. Decir esto último como diagnóstico, es lo mismo que decir nada, y aun así terminan por medicar al paciente.

En los años de recorrido como psicoanalista, lo anterior lo he escuchado de parte de pacientes que han tocado a mi puerta y he podido corroborar que aquello a lo que llaman nervios o estrés, es rico en contenido. Un error que se comete con dichos pacientes, es que no se les escucha. En el caso de los jóvenes, cuando presentan uno de los mal llamados trastornos, siempre tienen una historia que contar, la cual esconde a los ojos de ellos mismos el motivo del mal que los aqueja. Lo anterior puede ser confuso. ¿Cómo es posible que el origen del mal que aqueja a los individuos se encuentre ante ellos mismos y no ser mirado?

Un mundo oscuro

Lo primero que habrá que mencionar es que todos los seres humanos recordamos nuestra historia, alegrías y penas, por regla general momentos significativos; sin embargo, en la vida anímica las cosas son distintas, pues las más de las veces, dichos recuerdos son el resultado de un mecanismo que se echó a andar, al cual el creador del Psicoanálisis llamó “mecanismo de defensa” y a dichos recuerdos como “recuerdos encubridores”.

Indistintamente, de la manera que el analista use para recibir a sus pacientes, no dejará de preguntar qué lo trae a nuestra consulta; el paciente no sabe que adquirimos en ese instante el compromiso de obtener de él la información pertinente para encontrar el origen de su malestar. El psicoanalista, si bien escucha historias, estas son solo los portales a lo que llamamos síntoma; lo trascendental es lo que de ellas se decanta.

Continuará el próximo sábado…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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