Pasar al contenido principal
x

Diálogos feministas: Te felicito, qué bien actúas… 

Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Adriana Therán

¿Cómo vivimos el amor en nuestros tiempos? Y no, no me refiero al amor en los tiempos del cólera, sino cómo hemos aprendido a amar, es más ¿qué es el amor? Podríamos decir que aprendimos a transitar nuestras relaciones sexoafectivas gracias a las telenovelas, las películas de Disney. 

Quiénes de nosotras no hemos soñado con un príncipe azul, con nuestro Fernandito de la Vega, con nuestro Manuel Fuentes Guerra, mis contemporáneas recordarán esa exitosa telenovela, con nuestro Don Armando, nuestro Derek Shepherd.

Podría enlistar un montón de personajes masculinos, el cual hemos idealizado y hay que admitirlo, todas en algún momento hemos sido Shakira; hasta las psicólogas y feministas hemos transitado por el amor romántico.

En algún momento de nuestras relaciones sexoafectivas, nos hemos desvividos por nuestras parejas, y es más también hemos vivido una infidelidad, y en estos mandatos de género del “deber ser”, el ser sumisas, calladitas nos vemos más bonitas, por citar algunas frases que históricamente nos han dicho. También hemos sido madre-novias, maternando a nuestras parejas, creyendo e idealizando que nuestro amor, afecto, comprensión los hará cambiar.

No todas las mujeres pueden posicionarse y reconocer sus privilegios, no todas tienen acceso a un acompañamiento psicoterapéutico (con personas que estén debidamente certificadas y respeten el código ético), aquí hago otra anotación: por favor no lucren con la salud mental (aguas, con la sátira de “clara-mente”, no la romanticen con este tipo de frases: si te quieres el mayor acto de amor propio es ir a terapia, aguas con esos discursos violentadores. Porque sí, hay que tener la humildad de reconocer que muchas veces no creamos espacios de respeto y dignidad en el consultorio.

No todas las mujeres son feministas, no todas las mujeres van a terapia, no todas las mujeres han reconocido que han vivido violencias, y no tienen la obligación de posicionarse, porque cada una tiene sus tiempos, y las experiencias de cada una de nosotras es muy diferente.

Pero volvamos con nuestra amiga Shakira, yo resueno con ella. Porque también he transitado las mieles del amor romántico. Ya saben, cuando sientes mariposas en el estómago, tus manos te sudan e idealizas la pareja perfecta y que crees: “la luna no es de queso”; no son mariposas, son gatitos arañándote tu barriguita, es tu instinto que te dice “alerta-alerta”. Llegamos a perder nuestra esencia, “sacrificamos” cosas por nuestra pareja, porque el amor es sufrir y hay que darlo todo sin esperar nada a cambio. Chiquinquirá Blandón en su libro “Manual para Desenamorarse”, nos comenta que este  hermoso y rico proceso del enamoramiento es parecido a tener un tumor cerebral, a nivel neuronal se presentan una serie de distorsiones cognitivas.

Y puedes normalizar las violencias, como lo que está de moda: el que te dejen en visto, que se desaparezcan o te digan “si no me acuerdo, no paso”, “por todo lloras”, “que exagerada eres”, “no aguantas nada”, por comentar algunas frases que actualmente dice la chaviza. Y estoy completamente segura de que más de una sufrió “ansiedad” ante estas situaciones, porque en mis transitares yo viví eso, en mis discursos dominadores del “deja que todo fluya”. La sensación de no saber el rumbo de las cosas, el crear un multiverso de locura en tu mente, creando ideas, alguna vez nos hemos preguntado: ¿Qué pasaría si a mi crush le pregunto: qué onda? Claramente se incomodará y quizás nos metamos en un terreno llamado “masculinidad frágil”.

Es necesario tener conversaciones incómodas, y qué crees, esto forma parte de la responsabilidad afectiva. El poner las cartas sobre la mesa. ¿Cuándo te dicen, te quiero?, alguna vez le has preguntado, ¿Para qué? Acordar qué tipo de relación tendrás con tu pareja, ya sea monógama o polígama, y algo muy importante que muchas veces se pasan por alto, no está de más pedir una prueba VIH, además son gratis. Recuerda, los tiempos cambian y la vida cambia; y en la actualidad existe mucha información sobre la Interrupción Legal de Embarazo (ILE), las maternidades son deseadas. 

Además, existe la oportunidad de poder adquirir con mayor facilidad métodos anticonceptivos, y si todo lo que estoy comentando forma parte de la responsabilidad afectiva, porque con la pareja se tiene que hablar de estos temas.

Establecer acuerdos, socializar qué nos gusta y qué no. Es importante que ambos tengan claro qué situaciones son negociables y cuáles no. En algunas relaciones sexoafectivas hacen acuerdos de exclusividad. Entonces, cómo se transitará una infidelidad. Desde una perspectiva feminista, una infidelidad es una violencia, e incluso este acto puede transitarse desde el género. Toma nota, existen las macro y micro violencias, debemos estar alertas cuando el amor romántico normaliza estas violencias.

Vivimos en una sociedad patriarcal y desde tiempos remotos, la poligamia en los varones está bien visto, pero, socioculturalmente en las mujeres, es algo malo., quién esté libre de pecado que lance la primera piedra. 

Últimamente he leído diferentes polifonías respecto al tema de nuestra amiga Shakira: “es que lo descuido”, “que mal se ve, debe pensar en sus hijos”, “que ardida”, “el otro está tranquilamente y ella deja mucho que desear”. Y que creen, muchas voces son de mujeres y digo se respeta, no todas hemos pasado por un momento de desconstrucción o podemos reconocer nuestras violencias entre nosotras, y no todas hemos acudido a un acompañamiento psicoterapéutico para redescubrir nuestras herramientas de contención.

No todas son feministas, no todas pueden verlo desde una perspectiva de género, y quizás hoy en día no todas las personas hacen esa reflexión que el patriarcado aplica el “divide y vencerás”. Hablar de la sororidad es un tema amplio e incluso he visto colegas lucrar con estos términos y no hacerlo desde el enfoque del respecto a la dignidad y derechos humanos.

Muchas hemos sido esa amiga a la que le toca escuchar una y otra vez la historia de la amiga que vivió una infidelidad; y lejos de decir #amigadatecuenta, lo más sororo que podemos decir es #amigaaquíestoy.

Porque ahí hemos estado, y también han estado, las mamás, las colectivas feministas, nuestras terapeutas y han sido un sinfín de polifonías en torno al amor romántico que lo único que busca es legitimizar tu voz. Al reflexionar sobre estas polifonías, recuerdo mucho a la doctora Marcela Lagarde, cuántas mujeres en la actualidad, aún siguen cautivas bajo estos discursos. ¿Qué pasaría si empezáramos a reconocer qué el amor romántico normaliza muchas violencias?

Y el nivel más crítico de la violencia se llama Feminicidio y se acuña el término a la doctora Marcela Lagarde. Muchos, muchas, muches, hablan de la manera en que nuestra amiga Shaki externaliza su dolor. Pocas veces ensanchamos la mirada y hablamos sobre las masculinidades frágiles y su incapacidad para transitar las separaciones y las infidelidades.

Lamentablemente Oaxaca ha sido un estado donde la violencia hacia la mujer ha ido creciendo y el nivel de feminicidios es alarmante, hasta donde nos ha llevado el amor romántico.

Coral Herrera es una feminista española que nos invita a construir relaciones sanas, relaciones recíprocas, relaciones bonitas, en un constante acompañamiento hacia una responsabilidad afectiva. Es cierto que no todas las relaciones son perfectas, y habrá momentos de conversaciones incómodas, pero recuerda: a veces una crisis nos permite retomar el equilibrio.

Todos, todas, todes, hemos vivido la adrenalina del amor romántico, idealizado. Hemos creído en la idea de la media naranja, como dijera Marcela Lagarde: no somos la media naranja de nadie, es más no somos naranjas, somos personas. Cada persona tiene una concepción de lo qué es ser pareja.

Nuestra querida Marcela, pone sobre la mesa el concepto de sororidad, un término en el que muchas feministas y psicólogas (cabe aclarar que no todas acompañan desde la perspectiva de género) están hablando en redes sociales; está alianza que tenemos las mujeres desde nuestras experiencias de vida, la hermandad entre nosotras, el crear colectivas para cambiar nuestras realidades, el compartir y aliarnos, porque todas hemos sido atravesadas por la opresión patriarcal. La sororidad, pretende mejorar los puentes de las relaciones entre mujeres, el ser respetuosas de nuestros sentires pensares, validar nuestras voces.

No pretendo aplicar un feministometro, porque incluso en mi transitar en el feminismo aún me falta mucho que aprender, y no se trata de crear un juego patriarcal de juez y verdugo. Ni mucho menos colonizar con discursos dominantes sobre verdades absolutas.

Es importante señalar que el tema de nuestra amiga Shakira lo podemos ver desde diferentes matices, y si me adentro desde el género y la interculturalidad. Históricamente las mujeres hemos pertenecido a las minorías, hemos sufrido prejuicios, desigualdades estructurales, económicas. 

Y si hacemos un análisis crítico de la realidad, cuántos géneros musicales han incitado a la violencia. Y casualmente la vida puso a nuestra amiga Shakira desde una mirada de los prejuicios personales. Socioculturalmente hemos creído que todo es negro o blanco, pero pocas veces nos permitimos ver esos matices grises, que nos permiten transitar nuestras relaciones de pareja en un constructo de buenos tratos.

Seamos respetuosos, respetuosas de los procesos, y brindemos un acompañamiento ético y con perspectiva de género a quienes acuden a nosotras, nosotros, nosotres en sus transitares del amor romántico.

No olvidemos que lo personal es político. Y como nos dice nuestra querida Coral Herrera: “el amor se puede despatriarcalizar, deconstruir, desmitificar, colectivizar, y re-inventar, y además tiene un hermoso y noble potencial revolucionario”.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.