Rafael Alfonso
Este viernes en "La hora del deseo"
¿Qué significa y ha significado en nuestras vidas Sigmund Freud?
Tal es la pregunta que nos fue formulada el sábado pasado a quienes participamos en el Grupo de Estudio Psicoanálisis Política y Ciudadanía del Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalíticos (INEIP A.C.), precisamente con motivo del 168 aniversario del natalicio del médico vienés que revolucionó la forma de pensar y de atender los diversos padecimientos de nuestra vida anímica.
Vivir en el error
Es bastante frecuente confundir Psicología y Psicoanálisis como términos sinónimos y creer, por lo tanto, que todos los psicólogos son psicoanalistas y viceversa. En su momento también tuve ese malentendido. Suponía que la Psicología nos permitía ver “más allá de lo evidente”, como una suerte de “don” para iniciados, idea que se instauró con mayor fuerza en mí al leer, aún siendo adolescente y sin la guía de un experto, "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", del discípulo de Freud, Bruno Bettelheim.
Así, con la idea de desarrollar lo que consideraba un “don”, llegué a estudiar Psicología. Ahí me enteré del trabajo de Freud y de su importancia para el conocimiento de la vida psíquica, pero de una manera teórico-esquemática, sin abordar un solo texto de su vasta obra, lo que, por otro lado, permitía que maestros y alumnos dijéramos cualquier barbaridad en torno de la figura del padre del Psicoanálisis, incluyendo que sus planteamientos podrían entenderse sólo en una época determinada y que en la actualidad estos habían dejado de tener validez.
Además, contrario a lo que se aconseja para los alumnos de Psicología, me negaba a llevar cualquier tipo de terapia, bajo un argumento sinvergüenza: “¿Cómo uno que está peor que yo me va a decir si estoy bien o estoy mal?” Ante esto, yo tenía una posición incongruente, pues anhelaba desarrollar lo que creía “un don” pero al mismo tiempo quería, a toda costa, sustraerme de su influjo.
Una vuelta de tuerca
Muchos años después, me acerqué al INEIP gracias a la insistencia y a la generosidad de Alejandro José Ortiz Sampablo, quien forma parte de mi familia. Aquí aprendí que la capacidad de entender los conflictos de los seres humanos como exteriorizaciones de la vida anímica no es un “don”, sino que forma parte de los conocimientos que Sigmund Freud sistematizó bajo estrictos criterios científicos, durante una vida dedicada a la investigación clínica.
A pesar de mi resistencia inicial, tras mi primer año en el Instituto, me permití tomar la terapia psicoanalítica que, al ritmo de mi docilidad y paciencia, me ha permitido desmontar algunos autoengaños de los que era presa, y observar a mi YO con una luz reveladora, siempre con el auxilio invaluable de mi estimada psicoanalista.
Un trabajo constante que sigue en la actualidad y continuará en el futuro. En mi caso, gracias al Psicoanálisis, doy cuenta de pequeños cambios vitales (en mis hábitos y en mi trato) que mis seres queridos, comenzando con mi amada esposa, advierten y agradecen tanto o más que yo.
La divisa del INEIP, “Psicoanálisis para todos”, no es un mero slogan. Cada uno de nuestros trabajos apunta a que la mayor parte de personas, no sólo un grupo selecto o privilegiado, viva la experiencia de conocer y atender su vida anímica, pues en esta residen numerosos conflictos que por lógica devienen en una fuente eterna de malestares humanos.
Ahora mismo, brindo atención terapéutica en el Instituto y dentro del programa “Infancia es destino”, un dispositivo clínico-social creado exprofeso para hacer frente a la descomposición que nuestra sociedad experimenta en este todavía nuevo siglo.
¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/ 951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.
