Alejandro José Ortiz Sampablo
El inicio profesional y los valores caídos
En las últimas semanas he vivido pequeñas anécdotas que me llevaron a rememorar una preocupación que tuve al inicio de mi práctica clínica. De hecho, en ese entonces, eran varias preocupaciones las que me invadían.
Constancia y trabajo, valores olvidados
"El trabajo siempre reditúa", era una frase que mi colega Alberto mencionaba cada vez que obteníamos un logro. Entre lo redituable del trabajo podría colocar la rebaja de aquellas preocupaciones que se tienen cuando las personas emprendemos cualquier actividad. En el caso de quienes decidimos dedicarnos a la atención de pacientes psicológicos, no somos la excepción a esa regla. Cuando el psicólogo o psicóloga novel pretende ejercer, se encuentra ante varios temores que pueden llevar a detenerlo, por otro lado, adquirir pacientes no resulta sencillo.
Sin duda, una de las preocupaciones del ser humano al llegar a cierta edad, es la interrogante, ¿de qué va a vivir? Es de esperarse que a determinada edad seamos personas autosustentables, y, aunque para muchos jóvenes esta no es una realidad, ya que a pesar de contar con un trabajo muchas veces siguen dependiendo, por lo menos en parte de la economía materna o paterna, viviendo o comiendo en casa de los padres. Esta situación puede extenderse hasta una avanzada edad. Al paso de los años, esto es algo que se ha normalizado.
Un panorama de oportunidad
Meses atrás, no recuerdo cuál fue la situación, pero investigué en el tabulador nacional de profesiones y salarios que el salario de un psicólogo clínico en nuestro estado es muy bajo; si a esto agregamos que es una licenciatura que por muchos años solo se podía cursar en universidades particulares, resulta desalentadora la relación costo-beneficio. Por otro lado, la Psicología resulta una de tantas carreras, donde el profesional debe autogestionarse, es decir, tendrá que invertir en trabajo, lo que de inicio no le brindará beneficios económicos, pero que a la postre le redituará en experiencia y pacientes.
Paralelamente al problema de obtener pacientes, en muchos psicólogos existe la idea de que el paciente debe asumir el alto costo que el psicólogo pagó por su preparación profesional. Además de que dicha idea es arbitraria desde varios ángulos, la persona niega una realidad, que aún no existe una cultura de atención psicológica, lo que hace que nuestro margen de pacientes potenciales sea muy pequeño. Además, quien piense de tal manera no contempla que nuestro estado, Oaxaca, ocupa el tercer lugar en pobreza a nivel nacional, lo que hace que difícilmente una persona elija ir al psicólogo, o llevar a su hijo a dicha atención, pues existen otras necesidades prioritarias, como el sustento familiar o la atención médica.
Cuando el psicólogo novel inicia su práctica profesional, eventualmente no logra ver el mundo de posibilidades para adquirir experiencia y mejorar su estatus profesional, por ende su economía. Muchas veces se engaña creyendo que eso lo obtendrá estudiando diplomados y maestrías; no se percata que está ante él la puerta para acceder a ese mundo, pero que se requiere de trabajo y constancia para lograrlo.
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