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Cuentos del Doctor Lector: El conejo Rudy y la plaga

Cuentos del Doctor Lector
Foto(s): Cortesía
Redacción

Carlos A. Bravo Matus

 

Cada familia cargó con lo necesario, juntó a sus cachorros y se reunieron en un claro para de ahí partir y escapar del peligro; no sabían aún hacia dónde dirigirse, esperaban que el águila, desde las alturas, pudiera ver algún lugar alejado que les diera protección, agua y alimentos para sobrevivir al paso de La plaga.

Apresurados, todos los animales trataban de reunir solamente lo más importante; suponían que sería una larga travesía, mientras esperaban las noticias del águila.

Las familias de animales, incluyendo la de los conejos, estaban ya casi preparadas para el viaje; sólo los padres de Rudy se encontraban angustiados, pues su travieso hijo no aparecía por ningún lado y a pesar de buscarlo por los alrededores y pedir ayuda a los demás conejos, nadie mencionaba haberlo visto; algunos que ya tenían todo su cargamento preparado, se unieron a la búsqueda, pero el tiempo pasaba y aquella sombra del mal poco a poco se iba acercando a su selva. La mamá de Rudy lloraba desconsolada temiendo lo peor para su hijo, pues ni siquiera los grillos saltarines a los que tanto correteaba, decían haberlo visto. 

Por su parte, Rudy se había alejado demasiado de su familia persiguiendo a un grupo de mariposas que, alertadas ante el peligro, volaban a gran velocidad y altura, de tal manera que cuando se dio cuenta, no sabía dónde se encontraba, ni hallaba el camino para regresar a su hogar. Cansado por la correría, decidió tomar un descanso bajo una enorme ceiba que le daba sombra, pero la tibieza del aire bajo el follaje, lo llevó a un profundo sueño durante largo tiempo. 

El águila regresó al claro donde se encontraban los líderes de cada manada, habían pasado varias horas y empezaba a caer la tarde. Atentos escucharon el mensaje del águila. Dijo que había encontrado una nueva selva, pero estaba lejos, habría que cruzar unas colinas para así evitar el paso de La plaga.

Era un lugar muy arbolado, lleno de frutos, arbustos, y varios riachuelos de agua limpia y fresca donde abundaban un sinnúmero de peces, ranas y caracoles; un lugar protegido por las montañas que impedirían el paso de las ráfagas de viento de las que se podía valer la plaga para avanzar.

Continuará el próximo lunes.

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