Alejandro José Ortiz Sampablo
El triunfo de la creencia; lo científicamente comprobado
Los avances tecnológicos de los cuales gozamos, han hecho posible que hoy los ciudadanos tengamos una mejor calidad de vida. Por otro lado, la ciencia con varios pasos adelante de la tecnología, con sus premisas y teorías, dejan entrever que las futuras generaciones serán testigos de cosas impensables para nosotros.
Dos tipos de mentes
Uno de los campos mayormente beneficiados de los avances científicos y tecnológicos, sin duda, es el de la salud; ejemplo de ello son los aparatos e instrumentos de laboratorio que existen para el diagnóstico de enfermedades. Paralelamente, el avance en farmacología ha permitido encontrar y crear los medicamentos para un sinnúmero de padecimientos. Los seres humanos nos encontramos agradecidos de los avances realizados por aquellas mentes brillantes que le dedicaron, en muchos casos, sus vidas a la investigación.
Por otro lado, paralelo a esas mentes preocupadas por su ciencia, existen otras que privilegian el beneficio económico y de poder, quienes son las que, eventualmente, terminan por administrar los beneficios y perjuicios de los avances tecnológicos y científicos. Cuando pensamos en ciencia y tecnología, por regla general lo hacemos de manera positiva, es decir, nos viene a la memoria lo benéfico de la existencia de éstas, como si les fuese inherente una especie de bondad para la humanidad. Se nos olvida que muchos avances en estos campos fueron motivados por las guerras (ejemplo de ello el internet), o todo el conocimiento que devino en las áreas de la Física y Química en el proceso de la creación de las bombas atómicas que devastaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Ignorancia y olvido, dos aliados de la creencia
He de aclarar la imprecisión cuando mencioné, “se nos olvida”, pues muchos ciudadanos ni siquiera tienen ese conocimiento de la historia, sin embargo, sí le brindan su creencia a quienes representan al dios de este siglo, la ciencia. Esta ciencia como dios, es aquel discurso que nos llega a los ciudadanos; no es difícil detectarlo si tomamos como fundamento el método científico, y nos esforzamos por no conformarnos con explicaciones rápidas, pues dicho método requiere de paciencia y arduo trabajo.
Por otro lado, dicho discurso es el que prevalece, lamentablemente, en gran parte de nuestro sistema educativo, desde el sistema básico al superior. Esto se puede constatar en la dificultad que muchos jóvenes presentan al momento de realizar su tesis de licenciatura, al no tener la menor idea de cómo plantear la premisa de investigación de esta.
Ahora, si nos remitimos al área de los llamados malestares contemporáneos, entre ellos la depresión, la discusión se torna compleja, pues tales malestares involucran el cuerpo y lo psíquico, y desde ambos lados se ha intentado encontrar la explicación de ellos. Es común encontrar disparidad en sus resultados; pero, ¿si se utiliza el método científico, acaso quien intenta desenredar una madeja de estambre, no tendría que llegar al mismo desenlace, independientemente de la punta por donde inicia?
Continuará el próximo lunes…
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