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Un mal que ronda en casa

berrinche
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Alejandro José Ortiz Sampablo

En el párrafo final de la nota anterior mencioné que marcaríamos las diferencias que existen entre algunas situaciones de la vida cotidiana que presenciamos en la actualidad, con lo que sucedía -en los mismos casos- algunos años atrás; esto, con el fin de vislumbrar las consecuencias que se recogieron y se recogen en lo que llamamos “conciencia moral”. Sin embargo, vale la pena mencionar que esto solo tiene esa intención -aunada a la de explicar ciertas leyes a las que obedece la vida anímica- y de ninguna manera la de pretender que “los tiempos pasados fueron mejores”, mucho menos la de insinuar que habría que volver a ellos.

La agresión infantil

En nuestro programa de radio “La hora del deseo”, que amablemente los invito a sintonizar los viernes en punto de las 12 del día por internet en www.mixlr.com/ y por Facebook en Radiounivas, la semana antepasada iniciamos una serie de programas que tienen como eje “La subversión de los valores”. En dicho programa, nuestra colega Daniela Clarisa nos compartió una anécdota que le tocó observar en el transporte público, y es la siguiente:

En determinado lugar abordó el camión una madre de mediana edad con su pequeña, de aproximadamente 4 o 5 años, quien comía un elote preparado. En nuestro día a día es habitual observar esta imagen; me refiero a personas que comen en la vía pública, ya sea en puestos, mientras se trasladan a pie o, como el caso de la pequeña, en el transporte público. Años atrás esto no era tan común, principalmente por lo insalubre que es comer en la calle; además, en palabras de las abuelitas de antes, “el camión no es el mejor lugar para comer”. Ahora bien, si a ello agregamos el riesgo de contagio que se vive después de la pandemia, comer de esta manera implica una transgresión. Sin embargo, esto lo desarrollaré más adelante pues, en sí, la anécdota se trata de los varios golpes que la pequeña le propinó a su madre en un arranque de enojo.

¿Niños tiranos?

Mi colega nunca supo la causa del enojo de la niña, pero finalmente es lo de menos; a ella le llamó la atención la reacción de la madre y el rostro de la pequeña, embarrado de mayonesa y queso. La madre, sin palabra alguna, intentó contener la violencia desatada abrazando fuerte a su hija, quien trataba de seguir golpeándola. Daniela tuvo que bajar, ya que había llegado a su destino, por lo que no supo la conclusión de la historia. Sin embargo, hemos de suponer el desenlace, pues como lo mencioné, este tipo de anécdotas son más habituales de lo pensado, y se han hecho tan comunes que, precisamente esto, hace que se esconda ante nuestros ojos un serio problema.

Refiriéndose a este tipo de niños, que ejercen violencia hacia sus padres, escuché hace tiempo el mote de “hijos tiranos”; sin embargo, recuerdo en este momento una imprudencia que cometí, pues a la persona que me lo mencionó le respondí de manera fuerte, calificando a los padres de esos niños. Posteriormente le expliqué lo que está implícito de la vida anímica de ellos, lo cual desarrollaré en la siguiente nota.

Continuará el miércoles…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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