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De la moral al ocultamiento

niño-jugando
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Alejandro José Ortiz Sampablo / Cuarta de cinco partes

Hace unos años, en una reunión de amigos, entablé conversación con un joven quien estaba por terminar la licenciatura en Mercadotecnia; me comentó que en una materia les impartieron algo al respecto de la teoría forjada por Sigmund Freud. En ese momento no quise profundizar más, pero es bien sabido que, si en alguna materia profesional se sirven del conocimiento del principio de placer-displacer, es en ésta.

¿Caramelos y verduras digitales?

Tomaré la analogía que Tamara Chubarovsky nos menciona, la de caramelos y verduras digitales. De antaño se sabe que de la vista nace el amor; de este conocimiento nacen las primeras estrategias comerciales, sin embargo, con el avance de la ciencia y la tecnología, quienes se dedican a los alimentos procesados -en particular los que conocemos como productos chatarra-, no demoraron en aplicar el uso de sustancias que sobre estimulan las papilas gustativas para generar experiencias placenteras. Por otro lado, las campañas publicitarias de estos productos hicieron lo propio, apuntar a resaltar las experiencias del sabor.

Si bien lo adictivo de las pantallas digitales pudiéramos explicarlo desde el mismo principio, la analogía que utiliza la experta raya en la simpleza, pues al parecer, el ejemplo de las verduras y caramelos digitales no le alcanza para decir en dónde se encuentra lo adictivo de las pantallas. Por otro lado, Tamara Chubarovsky expresa la siguiente sentencia: “efectivamente existe un síndrome relacionado con las pantallas, que afecta a nivel físico, emocional y mental, a todos los ámbitos del ser”; nuevamente podremos estar de acuerdo con lo que afecta la entrega sin límite del uso de las pantallas digitales, más aún en los pequeños, pero hacer caso de dicha sentencia sería como caminar a ciegas en un sendero espinoso.

De lo fisiológico a la experiencia narcisista

Lo que llamaríamos adicción a la comida chatarra -entre ella, los caramelos- y a las pantallas digitales, no puede explicarse con los mismos parámetros, pues como lo mencioné, la experiencia de los alimentos incluye una sensación fisiológica, es decir, para obtener la experiencia de placer se requiere del órgano. En este punto es necesario un paréntesis, pues me podrán replicar, que en la experiencia con las pantallas también se requiere de un cuerpo; sin embargo, el problema que nos plantea el placer que se alcanza con las pantallas digitales va más allá de solo lo orgánico, pues, al contrario de lo que afirma la experta, es aquello que los seres humanos vivenciamos con las pantallas digitales lo que nos permite encontrarnos con nosotros mismos, es decir, con el ideal o los ideales del Yo. Esto requiere explicación, por lo que me serviré de lo dicho por Chubarovsky.

 “Quieres que tu hijo esté despierto, conectado consigo mismo, que pueda ir descubriendo sus dones y talentos… antes de los 6 años, lo mínimo posible de pantallas”. Este es un consejo importante para tomar en cuenta, por otro lado, estar despierto y conectado consigo mismo habrá que desarrollarlo. En el párrafo anterior mencioné que es en las pantallas digitales donde la entidad psíquica se encuentra con el mimo, esto le sucede al estilo de mito de narciso, el que se ahoga en su propia imagen. Nuevamente la explicación de la experta parte de valores morales, no desde el pensamiento formal.

Continuará el lunes…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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