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Consultorio del alma: cuenta conmigo, Expectativas e inconformidad en el amor

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Foto(s): Cortesía
celestemtorresrojas

Alejandro José Ortiz Sampablo

Una de las penas de mayor sufrimiento para los seres humanos es la que provoca la inconformidad del lugar que les otorga la persona a quien le han depositado su amor y no corresponde a sus expectativas.

La prisión

Es en esta pena donde algunos hombres y mujeres quedan atrapados en sus relaciones amorosas, pues no resignan que el otro tiene libertad y derecho de expresar sus afectos como lo desea o convenga. Por otro lado, nos es desconocido lo que nuestra persona representa para el ser amado; a lo único que podemos acceder es a la interpretación que de su actuar hacemos, que por lo general es equivocada. A ello agreguemos que nuestras acciones despiertan afectos que movilizan la dinámica amor-odio en el ser amado, lo que pocas veces no tomamos en cuenta cuando no recibimos la respuesta afectiva deseada.

Un sentimiento que encuentra cobijo en esta pena es el de injusticia, el cual tiene su raíz en la más tierna infancia, pues es en las primeras vivencias donde se forja el carácter -la disposición hacia el mundo-, más allá de lo innato.

El primer proceso psíquico

En los albores de la vida, un empuje al que obedece el organismo que ingresa al mundo es el de quedar exento de estímulo, lo cual le será imposible; ya que por un lado, el mundo le provee infinidad de estímulos y por otro, su propio organismo es fuente inagotable de ellos. Estímulos que requerirán diversas acciones -propias y ajenas- para apaciguarlos, tales como los cuidados que le proporcionará la persona a su cargo, o el llanto y el pataleo de parte del bebé para demandarlos.

Este organismo pronto descubrirá experiencias de placer y displacer que le deparan la huida de los estímulos externos y el intento de aquietar los internos, las cuales se anudarán en un futuro al par de opuestos amor-odio respectivamente, siendo el depositario de estos afectos quien le procura tales vivencias. El cese de los estímulos, producto de las necesidades biológicas del bebé, depende de quién lo cuida, por lo general de la madre; será ella el primer objeto depositario de ese par de opuestos amor-odio, los cuales no se encuentran en el origen de la vida anímica, pues antes de que estos surjan, debe acontecer el primer distingo psíquico, el cual lleva al organismo a separar el mundo exterior del mundo interior- lo que es él y lo que no es él-.

Más allá de un principio

La vida anímica obedece a principios; Sigmund Freud teorizó uno de ellos que provocó rechazo por las ilusiones que rompió acerca del ideal del amor. Para Freud, en el ser humano se crea una experiencia que va más allá del principio de placer, que es donde se encuentra la explicación del porqué algunas personas pueden soportar el desprecio o maltrato de quien dicen amar, pues no solamente se atrapan en la expectativa de recibir algún día lo que el amado les ha negado, también influye ese goce que descubren en estar de manera permanente en dicha expectativa.

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