Por Alejandro José Ortiz Sampablo
Dichos al respecto de la responsabilidad los escuché desde que tengo uso de razón, hubo una etapa de mi vida que me sentí orgulloso al mencionarlos. Desde pequeño estaba familiarizado con el discurso de la responsabilidad, por eso cuando lo volví a escuchar en el ámbito del psicoanálisis, se reafirmó que estaba en lo correcto, a pesar de que para ese entonces comenzaba a observar inconsistencias.
Visión engañosa
Varios años atrás, poco más de dos décadas, cuando inicié mi formación cómo psicoanalista escuché que un motivo de la clínica era llevar al paciente a tomar conciencia de sus actos para que se hiciera responsable y cargo de sus consecuencias. Lo absurdo es que los seres humanos —aun cuando no lo deseen— de una u otra manera siempre cargan con las consecuencias de sus actos.
Por otro lado, existen personas a las que aqueja un exceso —por decirlo de alguna manera—de responsabilidad. A la menor falla se recriminan y toman la responsabilidad de ello, lo que se ve socialmente correcto. Esta cualidad las lleva a ser presas de sí mismas y a permitir abusos e injusticias (sea en la relación de pareja, en el trabajo, con los amigos, etc.) pues viven con la experiencia de que son ellas quiénes están mal y tienen que cargar con las consecuencias de situaciones donde inclusive son víctimas.
Existe otra cara de la moneda donde son los sujetos quienes aplican a otros su severidad, pues están lejos de asumir su parte de culpa cuando las cosas no salen bien y en ocasiones, reforzados por la omnipotencia de la entidad psíquica llamada Yo al creerse la medida del mundo, sienten que ellos “sí son responsables” y los demás no.
La moral del terapeuta
En la clínica psicoanalítica ningún paciente llega por alguna de estas dos exteriorizaciones de su vida anímica. Esto aparece cuando se realiza la indagación del malestar que los lleva a tocar nuestra puerta, pero ¿qué pasa si a quien le confía la ayuda refuerza su postura moral de la responsabilidad?
La responsabilidad está sobrevalorada y los individuos no observan los conflictos inconscientes que en ella se anudan. Por lo general, en ella se ocultan sentimientos de culpa -que nacen en otro lugar o situaciones que se desplazaron- y el sentimiento de minusvalía. Luego entonces, si el terapeuta coincide con la moral de ser o hacerse responsable, no podrá llevar al paciente a descubrir cómo fue que construyó esa postura.
El menor de los problemas que se puede generar es la complicidad que se geste -ahora con el terapeuta- y donde el paciente obtenga un nuevo verdugo, y lo lleve a serlo de otros, pues como ahora es responsable de él mismo y de sus actos sancionará a aquellos que a su juicio no lo son, y llega el paciente a mortificar a los hijos, la pareja y a quienes se dejen, en ocasiones hasta llegar a la indolencia.
Reflexión
El ser humano que tiene un malestar no requiere que le refuercen sus ideales, él lo hace por cuenta propia. La responsabilidad siempre tendrá beneficios para los individuos, pero cuando so pretexto de los valores un sujeto deviene en perseguidor de sí mismo y de los demás, eso es indicador que en esa alma (psique) algo raro sucede. ¿Quieres saber más? ¡Acércate a nosotros y pregunta por nuestras asesorías de manera gratuita! Pide informes y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
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