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Andador de letras: No carta para Elena | Última de dos partes

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Frydanel Díaz Carrillo 

Elena:

Pediste la cuenta, el tiempo se agota, mis ojos recordaron el futuro: sentada en mi habitación sin ventanas, pasando de la luz a la sombra, de la sombra a más sombra, lejana y sola con el alma púrpura del rojo que se aleja. En algún momento, Aurelio y tú reían, y yo extraviada, me sentía tan sola que mordía la pena y la boca se me llenaba, de qué otra cosa podría ser, sino de pura pena. Para calmarla, me desconcentré limpiando mis encías con la lengua, mirando en la puertecita de la cocina la llave con que se cierra; sabes que mi mente, terriblemente envejecida en estos viajes, sueña poblar tus espacios despoblados con palabras, que las palabras dan vuelta en los platos, las ciudades, las habitaciones baratas y los condones perdidos; bájeles que se fueron a nadar en mis entrañas, tras extraños rumores de esa memoria que nos va soñando y de a poco, dejando nada. ¿Lo sabes, verdad?, que prefiero soledad; pero el cuerpo, compañía. Sabes que tengo poco, casi nada entre las manos, apenas unas botas, largas; el vestido, negro y ningún amarillo impermeable. 

(Otro instante) Ahora tengo la pluma fuente que perdiste en el pasado, la mula del seis y la dama china también amarilla que le falta a tus juegos de mesa. Algunos han venido a enamorarse de mi soledad porque el sexo es bueno, no por mis poemas y es que el mejor sexo, es el sexo de poeta; por la soledad. Tú lo sabes. Estas gentes con los órganos expuestos, siempre con flores nuevas, insomnes, esparcen versos hasta marchitar sus flores, su insatisfacción y nuestra tristeza. Los intelectuales hacen mejores poemas pero no me gustan, también se saben solos; sin embargo, los poetas más solos, exageran, simulan soledad, simulan todo, todo el tiempo, a menudo se simulan intelectuales, allá y aquí, también en el futuro; pero hay un punto de coincidencia: el amor de intelectuales y poetas: siempre es joven. 

Como intento de poeta necesito ser buena amante, saltar en el tiempo, amarillear mi soledad para escribir, hacer de mi nombre un conjuro, un poema subterráneo de hojas verdes, un brebaje sagrado, un artilugio capaz de evadir las cámaras de vigilancia afuera de tu casa para traerte al futuro a una habitación admirable: sin fierros viejos de puertas y ventanas.

Nos despedimos, Aurelio se fue y el tráfico era terrible. Cogimos como siempre, como nunca. (Me río fuerte, porque esa línea es mi lugar común, lo que me repite, se repite y no falta en mis poemas). Amarraste tu camisa al parabrisas, estaba empapada. Mientras el aire secaba nuestro sudor decidí escribir esta carta, real o imaginaria como todo lo que necesita un retrato para existir en el derrumbamiento silencioso del mundo.

Aquí en el futuro, la ausencia conoce tu nombre; tu nombre, el primer silencio; los nombres: Elena, Aurelio, la otra “Helena”, en realidad no importan. Tú sabes que necesito las palabras, que no me bastan las sensaciones del cielo, necesito colgarme en el saco rojo el rostro del anciano mesero, dentro de él; la carta de recuerdos, en la solapa; las cucharadas de sopa que alimentan al hijo que él tuvo por nosotros y en la bolsa de la costura izquierda: tu gato de noche que ese día, aún te espera.  

Regresaste a casa, infatuado y cínico, así como tú eras, con esa sonrisa sonora de niño que lee estas líneas y se encuentra. Me escribiste feliz: “no hubo inspección, fui ejemplar, llevé la cena”. También yo sonreía, cínica y feliz de sabernos encubiertos. Escribo en círculos, saldré de aquí. Este constante estado de fuga encendida me agota el tiempo, el corazón no acepta la lógica del desastre; pero también sonrío, ya no te busco en el presente, porque te encuentro en el pasado.

Atentamente: Helena

Semblanza

Frydanel Díaz Carrillo. (Santa Gertrudis, Oaxaca, 1988) Poeta y Maestra en Ciencias de la Comunicación. Actualmente, coordina la iniciativa “El lenguaje de las brujas” con la idea de promover espacios en los que las escritoras sean escuchadas. En su proyecto “Armario diminuto de poemas” conjuga la poesía, la danza y el performance.

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