Rafael Alfonso
Sucede que un mediodía recibí una llamada de Caro Valderrama.
—Hola, Rafa, ¿cómo estás?
—Bien, Caro. Dime.
—Oye, Rafa. ¿Qué crees? Te tengo un notición que te vas a ir para atrás.
—A ver, cuenta.
—Está en Oaxaca Pattie Saymour, ¿ubicas?
—¿La directora de cine?
—Esa mera. Y está buscando un actor para una película que va a rodar aquí con elenco mexicano… pero agárrate, quiere un perfil muy particular y yo, pues inmediatamente pensé en ti, le dije que estabas ni pintado para el papel.
—¿Yo?
—Sí, y me pidió muy encarecidamente que te pusiera en contacto con ella, es más, quiere que vayas a verla directamente. Ni siquiera vas a tener que hacer casting. Le hablé maravillas de ti.
—¿De mí?
—Sí, de ti. Deja de hacer preguntas pendejas y ponte trucha. Te mando la dirección. Te espera hoy a las 5:30. No me vayas a salir con que no puedes.
—Por supuesto que puedo, faltaba más.
—Te mando la dirección en un mensajito.
Así que, a la hora señalada, me apersoné en el lugar indicado y pregunté por Octavio del departamento tal. Un joven salió a recibirme. Me saludó y me hizo acompañarlo. Mientras caminábamos comentó que, efectivamente, Caro había hablado maravillas de mí, de mi capacidad actoral y de mi "trayectoria" (que se reduce a algunos promocionales del gobierno del cambio, un par de películas en las que voy de extra y una serie de televisión en la que digo una frase que ya olvidé).
Camino hacia el departamento en cuestión tratando de que no se noten mis nervios y entro. Ahí estoy, frente a Pattie Saymour, quien al verme, abre los ojos como platos y pregunta:
—¿Rafael?
—Yeah. It’s me. Buenas tardes.
—¡Oh, no!— exclama. ¡Oh, no! Sorry, Rafael ¡You are so handsome!
De inmediato, Octavio intenta traducir:
—Miss Saymour quiere decir que...
—Que soy demasiado guapo— le interrumpo—. Sí, entendí eso.
—Por favor. Muchas gracias.
—Ahí la tienes, te la acabo de mandar. Es un AirBnB en un fraccionamiento exclusivo que está en Xochimilco. En la recepción vas a preguntar por Octavio, es su asistente aquí en Oaxaca. Y nada, mucha suerte. ¡Ya estás a un paso de Hollywood!
—Házmela buena. Oye, cómo es que tú…—. Y colgó.
Ciertamente, todos en Oaxaca conocemos a Caro Valderrama; es lo que podríamos llamar una chica de mundo. Ha vivido largas temporadas en el extranjero y tiene sus contactos y todo. Aunque me parecía un tanto increíble que estuviera en pláticas con una directora de cine tan importante, descarté totalmente que se tratara de una broma.
El asunto es que, para no marearlos con mi medio inglés y el nulo español de la directora, he de resumir que gracias a los buenos oficios de Octavio como traductor, Miss Saymour y yo nos hicimos entender. Ella me explicó, en resumidas cuentas, que su intención era hacer una película mejicana, así que ubicó la historia en Etla, en tiempos de la Revolución y que el personaje que ella buscaba era uno de los villanos, un viejo leguleyo y ladino de pinta desagradable, feo y además ridículo, y que para ello yo le resultaba demasiado joven y guapo y no como me había imaginado en principio por la descripción de mi “amiga”.
No había mucho que hacer al respecto; a veces los directores se hacen de una imagen muy precisa de lo que necesitan en pantalla y no había forma de hacerme coincidir con esta.
Miss Saymour se disculpó, me dio las gracias y bueno, fue un gusto conocer a una personalidad tan importante del séptimo arte. Al menos me quedé con el consuelo de haber sido dudosamente “halagado” por el hecho de que la directora no me encontró ni tan feo ni tan viejo como el personaje en cuestión.
En lo que respecta a Caro, ya tendré oportunidad de arreglar cuentas con ella. Espero la ocasión de agradecerle como se debe su “amable recomendación”.
Semblanza
Rafael Alfonso (Chahuites, Oaxaca, 1973). Editor, divulgador literario y narrador. Redacta la columna dominical "El Lector Furtivo" en este mismo diario. Ocasionalmente participa como extra en películas y obras de teatro.
