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Estudio demuestra que comportamiento materno, en ratones, es aprendido

Foto(s): Cortesía
Redacción

Un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos del Instituto Skirball de Medicina Biomolecular de la Universidad de Nueva York concluyó que ratones hembra trasmiten a jóvenes de su especie el comportamiento materno.


Esto luego de que los especialistas filmaran miles de horas de interacción entre ratones hembra y descubrieron que las madres ratón también fungen como tutores.


La autora princial del estudio ya revisado por pares, Ioana Carcea, profesora asistente en el departamento de farmacología, fisiología y neurociencia de la Facultad de Medicina de Rutgers New Jersey, y quien dirigió el estudio publicado en la revista Nature, declaró en entrevista:


“Descubrimos un comportamiento nunca antes visto en el que las nuevas madres de ratón, sin que se lo pidan, llevaban ratones hembra vírgenes al nido de la familia con crías adentro. Esas madres, además, intentaron demostrar a las vírgenes cómo cuidar a los cachorros".



Abundó: “Básicamente, lo que hacen las madres es capacitar a las vírgenes para que se conviertan en buenas cuidadoras de cachorros. Al principio, las vírgenes pueden no estar interesadas en los cachorros, pero después de observar a las madres experimentadas, comienzan a comportarse voluntariamente como lo harían los padres. Lo mismo podría ocurrir con las madres humanas. Esto proporciona evidencia científica de los beneficios observados en las clases de crianza en humanos o, curiosamente, en hogares multigeneracionales”.



Se informó que estas observaciones conducen a la producción de oxitocina en los cerebros de las hembras vírgenes, lo que da forma bioquímica a sus comportamientos maternos incluso antes de que tengan sus propias crías.


Los investigadores de Rutgers y la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York filmaron miles de horas de ratones hembras interactuando con sus recién nacidos, así como con ratones vírgenes. Analizaron grabaciones eléctricas simultáneas en una región del cerebro conocida por producir oxitocina, una hormona que juega un papel en la reproducción femenina y el comportamiento de los padres tanto en ratones como en humanos. La oxitocina puede moldear los comportamientos maternos incluso antes de que estos animales tengan descendencia.


A su vez, los investigadores observaron a una madre ratón reunir a sus crías en el nido de la familia y entrenar a otras hembras sin crías para que realizaran la misma tarea parental. Los ratones incluso vieron la interacción a través de una ventana de plástico transparente y copiaron dicho patrón.


En tanto, el equipo de investigación se basó en sus estudios anteriores de la llamada hormona del placer que muestra que la liberación de oxitocina es esencial no sólo para el inicio de la lactancia, sino también para el inicio de otras conductas de tipo materno.


Asimismo, midieron la actividad eléctrica del cerebro en ratones vírgenes durante el pastoreo y más tarde cuando se convirtieron en madres por su cuenta. Descubrieron que tanto la vista como el sonido de los cachorros que lloraban se movían fuera de su nido estimulaban la producción de oxitocina en una región específica del cerebro, el núcleo paraventricular hipotalámico. Cuando los científicos bloquean las mismas vías de producción de oxitocina, los ratones vírgenes no aprendieron a cuidar a los cachorros ajenos.


“Nuestro estudio muestra que en los ratones la mejor manera de ser madre es observar y aprender de una experimentada -concluye el investigador principal del estudio, Robert C. Froemke, miembro del Instituto Skirball de Medicina Biomolecular en NYU Langone Health-. Dada la evidencia, proponemos que en las madres humanas operan mecanismos similares”. El paso siguiente de este equipo de trabajo planea examinar si existe la misma relación de tutoría entre los ratones papá y los machos vírgenes.


Froemke finaliza:


“Remontándonos a la historia, en las tribus ancestrales las mujeres solían compartir entre ellas el nacimiento y la crianza de los hijos. En estas tribus se creaba un mismo código referido a la crianza. Con el nacimiento de las sociedades modernas esto sufrió una profunda transformación. Los diferentes contextos sociales, económicos y políticos influyeron en la nueva vida de las familias. Estas nuevas conformaciones hicieron que en el camino se vaya perdiendo la crianza en tribu y el proceso de crianza se individualice. La propuesta de la vuelta a la tribu o grupo criando entre pares no sólo permite que se armen redes de contención y de apoyo, sino que también ayuda a contrarrestar la depresión y soledad que muchas veces se hace presente en el puerperio, o que se disipen angustias y miedos transitados en el embarazo, o que se puedan poner de manifiesto las dudas acaecidas”.



 

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