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Muere hombre que vivía en camioneta; su lomito lo cuida hasta el final

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Foto(s): Cortesía
Israel García Reyes

Hay historias de amistad que merecen ser contadas, como la del perrito Pompeyo y su humano, quienes eran amigos inseparables hasta que la muerte se llevó al hombre, un adulto de la tercera edad en condición de calle, dejando a su amigo canino, mismo que no se separó de él hasta el último momento. 

Los hechos ocurrieron sobre el camellón Plutarco Elías Calles en la alcaldía Benito Juárez, en la capital del país donde fue encontrada una camioneta en que aparentemente habitaban el hombre y su can; sin embargo, la muerte acabó con su amistad.

Hombre y su perro eran inseparables

Vecinos refieren que un hombre conocido por todos de la colonia Ermita deambulaba junto a su perro pastor alemán desde hace varios años, los cuales vivían dentro de una camioneta color arena sobre el andador de Plutarco Elías Calles y el Eje 8 Sur Ermita, entre los límites de las alcaldías Benito Juárez e Iztapalapa, en Ciudad de México.

Un vecino refirió: “Era un hombre ya grande, se la pasaba todo el día con su perro y en su casa, si así le podemos decir al carro, lleva varios años aquí y nos contaba que él era artista”.

Sorpresa en San Valentín

Fue por la mañana del pasado 14 de febrero cuando los colonos escuchaban los ladridos del animal en la parte trasera del vehículo. Al asomarse vieron que el hombre de 65 años estaba sentado en el lugar del conductor, pero al hablarle ya no respondía.

Personal de emergencia fue notificado, por lo que se trasladaron al lugar y de un cristalazo abrieron la portezuela para auxiliar al hombre, pero éste ya no contaba con signos vitales.

Todos conocían a la pareja

Una mujer, de nombre Ana María, recordó: “Era muy conocido entre nosotros porque le gustaba pasear con su perro y, a veces, lo veías juguetear toda la noche con Pompeyo”. 

A su vez, se informó que antes de que llegaran los rescatistas el peludito estaba encerrado en la camioneta y que forcejeaba y rasgaba las vestiduras de los asientos para aproximarse a su humano, pero no lo lograba debido a una barrera de bultos de ropa y una valla de metal. 

Pompeyo se mantuvo fiel hasta el final

Elementos policiacos intentaban tranquilizar al perro para poder maniobrar el cuerpo de su humano, pero Pompeyo les ladraba y no les permitía trabajar pese a que le ofrecían salchichas y agua.

Cuando al fin se cansó permitió que los forenses descendieran el cadáver del hombre para trasladarlo hasta la coordinación territorial del ministerio público Benito Juárez 2 donde continuaran las investigaciones de tipo penal.

A su vez, Pompeyo fue canalizado por elementos de la Dirección General de Brigada y Vigilancia Animal, adscrita a la SSC, quienes con una transportadora y un bastón lo sacaron del vehículo.

Esta historia da fe de la fidelidad de los animales de compañía hacia sus humanos y de los lazos de amistad que establecen ambos. ¿Qué opinas?

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