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Amaranto de Oaxaca, el "superalimento" contra la desnutrición

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

La Ciénega, Zimatlán, Oaxaca.-Consumir una plaqueta de 20 gramos de amaranto al día como complemento de la dieta cotidiana reduce en tres meses los síntomas de desnutrición en la niñez.


Las cualidades alimenticias de esa semilla son tales que es parte de los 36 cultivos más prometedores del mundo, pero sólo se cosecha en Estados Unidos, Nepal, China, India y en seis entidades de México.


Si Oaxaca se convirtió en la quinta entidad del país con más hectáreas de amaranto cultivadas para su comercialización, es gracias al trabajo de organizaciones como Amaranto de Mesoamérica para el Mundo, que hace 22 años se propuso impulsar su cultivo “como una estrategia alimentaria y económica”.



Mario Enrique Rendón Hernández, fundador, recuerda que “empezamos con huertos familiares para que la gente pudiera sembrarlo y consumirlo”, a diferencia de otros estados como Tlaxcala y Puebla que tienen mayor superficie cultivable, pero “lo producen para vender”.



Ahora son 400 familias de 20 comunidades de la Sierra y Valles Centrales que siembran el amaranto en 200 hectáreas y lo consumen.


A esa cifra se añaden 80 productores que en conjunto siembran 80 hectáreas, con un rendimiento de 120 toneladas al año con riego de temporal; se siembra en julio y se cosecha en octubre.


Crece con poca agua


En una parcela demostrativa, Enrique Rendón muestra las tres variedades que se cultivan en Oaxaca: gigante dorado, arely y amaranteca. Incluso muestra una pequeña fracción de parcela que no se regó, sólo se nutrió de las escasas lluvias y la planta no se marchitó porque requiere 40 por ciento menos cantidad de agua.


Mientras un productor de maíz recibirá un precio promedio de 5 pesos por kilo de grano, quienes se dedican al cultivo del amaranto aseguran un precio de 18 pesos.


Son entre 25 a 30 toneladas de amaranto las que compran y se llevan a su fábrica en Zimatlán para elaborar 12 diferentes productos que permiten utilidades de entre el 12 y 16 por ciento.



Esa fábrica se abrió en 2002 “a raíz de la necesidad de darle valor agregado al excedente de la producción”, y se convirtió en la fuente que genera 17 empleos.



El jefe de producción de la fábrica, Francisco Hernández Hernández, sabe bien que al día la producción es variable, pero se generan entre 100 y 150 kilos de cereal de amaranto; mil 500 bolsas de 50 gramos con fritura enchilada; 200 paquetes de 300 gramos de alegría y otros 400 paquetes de 600 gramos de chocoalegría.


Rica y nutritiva


A una mezcla de piloncillo con agua se le agrega cacahuate y amaranto, con rapidez se coloca en una plancha de metal para aplastarla con un rodillo de madera hasta generar una capa que asemeja una tabla 120 por 50 centímetros.


Un cuchillo ayuda al personal a hacer los cortes una vez que la mezcla endurece. En unos minutos están listos barras de amaranto de 40 centímetros cuadrados. El empaquetado es individual, una envolvedora mecánica lo hace a 133 grados centígrados.



Una de esas barras, si se consume a diario por 90 días, disminuiría los índices de desnutrición en un niño y su costo es mínimo, dos pesos diarios o 180 pesos en ese período de tiempo.


Ha faltado voluntad política


Si en Oaxaca el Gobierno no ha podido posicionar el amaranto, “es por falta de voluntad política”. Así lo ve el coordinador del Programa Amaranto del Centro Comunitario Centéotl, Nicandro Vásquez Ruiz.



Desde 1996, a él le tocó empezar a promover el cultivo del amaranto entre los campesinos que sólo siembran maíz y frijol, y quienes este año no van a cosechar por falta de agua de lluvia.


En 1999 llegaron a sumar 11 hectáreas en las que se sembraba amaranto. La meta es llegar a 100, pero desde hace tres años “estamos en 30”.



La falta de una plantilla de técnicos que den la asesoría, repercute para ampliar la superficie.


Lo que ha faltado, y se espera con el nuevo gobierno que entrará en funciones el próximo 1 de diciembre, es una política pública que proyecte al amaranto como un alimento que ayuda a contrarrestar la desnutrición y reactivar el campo.


Se espera también que esos productos innovadores, cuyo ingrediente principal es el amaranto, estén al alcance de la población.


A la par se debe impulsar un trabajo de mejoramiento natural de la semilla para aumentar el rendimiento y dar a conocer las bondades del amaranto que como alimento tiene características excepcionales.

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