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La misteriosa muerte del Banquero de Dios

Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Agencias

El 18 de junio de 1982, Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano, murió en un suicidio aparente en Londres, Inglaterra.

En enero de 1989, seis años y medio después de la muerte de Calvi, un Tribunal italiano dictaminó que el banquero había sido asesinado

Turbulenta vida del banquero

Nunca se sabrá quién mató a Roberto Calvi, el banquero de Dios. Recicló dinero de la Mafia, financió las operaciones anticomunistas del Vaticano en Polonia y América Latina, se asoció con la logia masónica P2 y promocionó con grandes sumas el irresistible ascenso político del socialista Bettino Craxi. Sabía demasiado.

El 5 de junio de 1982, Calvi envió una carta desesperada a Juan Pablo II en la que garantizaba al Papa que no revelaría nada de lo que había hecho «en interés de la Iglesia». También le ofrecía «importantes documentos». La carta no tuvo respuesta. El cadáver de Calvi apareció colgado del puente londinense de Blackfriars sobre el río Támesis dos semanas después, el 18 de junio de 1982.

La Policía británica cerró el caso como suicidio, pero lo reabrió años más tarde y dictaminó que fue un asesinato. Un tribunal romano absolvió por falta de pruebas concluyentes, a cuatro acusados de participar en el crimen.

Hay, además, otro proceso, en el que figura, como presunto autor intelectual del asesinato, el fundador de la Logia P2, Licio Gelli. Pero han pasado ya 40 años, los protagonistas de la época han fallecido y todo aparece cada vez más oscuro. La muerte de Calvi está destinada a ser uno de los grandes misterios del siglo XX.

El Banco Ambrosiano

Roberto Calvi ingresó a los 27 años en el Banco Ambrosiano, fundado en 1896 y controlado durante décadas por el Arzobispado de Milán. Calvi desempeñó un papel relevante en la internacionalización del Ambrosiano y en 1971 lo convirtió en el mayor banco privado italiano.

Uno de los motivos de la rápida expansión del Ambrosiano fue la relación de Calvi con Michele Sindona, el banquero de la Mafia. Calvi y Sindona se distanciaron poco después. Para entonces, Calvi contaba ya con un nuevo aliado: el arzobispo Paul Marcinkus (Chicago, 1922), director del Instituto de Obras de la Religión (IOR), el banco del Vaticano.

El IOR, fundado como Comisión para las Causas Pías por León XIII, en 1887, se había convertido en un banco importante y muy especial por circunstancias históricas. En 1929, los Pactos Lateranenses indemnizaron a la Santa Sede por la pérdida de los antiguos Estados Papales. El dinero de la indemnización proporcionó una enorme liquidez al IOR. 

Paul Marcinkus llegó a Roma en 1950 para estudiar Derecho Canónico. Hizo rápidamente amistades en la curia, muy especialmente la del arzobispo Montini, secretario de Estado. Pocos años después de convertirse en Papa, Montini encomendó a Marcinkus la organización de sus viajes, le nombró obispo en 1968 y en 1971 le asignó la dirección del IOR.

El obispo Marcinkus y el banquero Calvi establecieron una relación estrechísima. Ninguno de los dos hacía ascos al reciclaje de dinero mafioso a través de su red bancaria internacional. Les protegía Licio Gelli, el gran maestre de la Logia P2, una organización semiclandestina convertida casi en un Estado paralelo, cuyo objetivo final era la implantación de un régimen autoritario en Italia. La P2 gozaba de crédito ilimitado en el Ambrosiano. También recibía del banco millones a fondo perdido un dirigente socialista, Bettino Craxi, que se convirtió en los años ochenta en la figura hegemónica de la política italiana.

El brevísimo papado de Albino Luciani, Juan Pablo I, fue un mal momento para la pareja Calvi-Marcinkus. Luciani, como ex patriarca de Venecia, sabía cómo funcionaban las cosas en el banco vaticano. Su inesperada muerte, y el hecho de que no se le practicara la autopsia al cadáver, suscitó enormes especulaciones. Se habló de asesinato y Marcinkus fue de inmediato el principal de los sospechosos.

La gigantesca deuda

La llegada al papado de un polaco, Karol Wojtyla, cambió radicalmente la situación. Para Juan Pablo II, la máxima prioridad era la lucha contra el comunismo. El Vaticano empezó a enviar sumas ingentes al sindicato polaco Solidaridad y a organizaciones anticomunistas centroamericanas. Cuando el IOR no podía ocuparse directamente de las transferencias, Calvi y el Banco Ambrosiano se hacían cargo de la tarea. El IOR llegó a acumular con el Banco Ambrosiano una deuda superior a los 1.200 millones de dólares, nunca reembolsados.

El agujero creado en el Ambrosiano por las necesidades de Marcinkus (y del propio Papa) empezó a descubrirse en 1981. Calvi sufrió una primera condena de cuatro meses en arresto domiciliario por delitos monetarios. 

El 11 de junio de 1982, Roberto Calvi abandonó Italia desde Trieste, a bordo de un yate. La nave atracó en Isola (Yugoslavia) y el banquero tomó un avión privado hasta Klagenfurt (Austria). Llevaba un pasaporte falso a nombre de Gian Roberto Calvini. Con Calvi viajaban Flavio Carboni, empresario de la construcción y ex socio de Silvio Berlusconi en Cerdeña, y Silvano Vittor, contrabandista italiano asentado en Yugoslavia. Carboni y Vittor le convencieron de que tomara otro avión privado y se dirigiera a Londres. Los dos acompañantes le buscaron alojamiento en el Chelsea Cloister, un edificio de apartamentos.

Calvi dedicó su última semana de vida a atesorar documentos comprometedores para numerosas personas e instituciones. Esperaba una respuesta a la carta que había enviado a Juan Pablo II, en la que le advertía contra «los enemigos internos» dirigidos, según él, por el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli. Confiaba aún en salvar el Banco Ambrosiano y su propia vida.

El 18 de junio, Carboni y Vittor le dejaron solo en el Chelsea Cloister. La última persona que vio a Roberto Calvi fue el pintor Cecil Gerard Coomber, residente en el edificio. Hacia las diez de la noche del día 17, el pintor se cruzó por el pasillo con el banquero, a quien acompañaban dos hombres que hablaban italiano.

A las 7.30 del día 18, un empleado del diario Daily Express descubrió un cuerpo que colgaba del puente de Blackfriars. La Policía comprobó que se trataba de Roberto Calvi. El primer informe forense dictaminó con rapidez que se trataba de un suicidio por ahorcamiento.

Proceso por asesinato

En 1988, sin embargo, los tribunales británicos e italianos establecieron que Roberto Calvi había muerto asesinado. Carboni, Vittor, Diotallievi y un dirigente mafioso, Pippo Caló, además de una novia de Carboni, fueron acusados de homicidio.

Según la Fiscalía de Roma, los cuatro acusados tramaron un plan y crearon las condiciones para que dos ejecutores desconocidos, de acuerdo con la banda, cometieran el crimen. Siempre según la hipótesis de los fiscales, los dos desconocidos convencieron a Calvi de que les acompañara hasta un barco que llevaría al banquero a América del Sur, donde estaría seguro. Todos los indicios apuntan a que Calvi fue, en efecto, embarcado en una nave. Debió de morir en ella, estrangulado. Luego fue colgado del puente. Los cinco acusados fueron absueltos.

 

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