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Raúl Osiel, "el sádico": un criminal que actuó por homofobia

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Foto(s): Cortesía
Redacción

La homofobia mata. En el año 2005, una serie de homicidios sacudió a la Ciudad de México. Los crímenes eran característicos por la orientación sexual de las víctimas: todos eran homosexuales. La prensa bautizó al autor como El Asesino del Arcoíris o, como mejor se le conoce, El Sádico, por su excesiva violencia.

Policías capitalinos lo tuvieron que perseguir durante meses hasta identificarlo: Raúl Osiel Marroquín Reyes.

Por su parte, agentes de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal catalogaron los crímenes de odio por homofobia. El asesino odiaba a los homosexuales.

El Sádico fue capturado el 23 de enero del 2006, pero no fue fácil ni rápido. Los medios de comunicación ejercieron presión contra las autoridades por el miedo que el sujeto, aún desconocido, propagaba en la capital. Específicamente después de que se encontraron los cuerpos de dos hombres, en maletas, en la colonia Asturias y en la estación del Metro Chabacano.

 

Marroquín y sus crímenes tienen características homoeróticas, sin embargo, él afirma no ser homosexual. Su psicopatía o sociopatía (su falta de empatía y culpa y nunca aceptó responsabilidad por sus actos) contiene un odio y violencia que dirige hacia esta minoría. Narcisista, él pensaba que le estaba haciendo un favor a la sociedad al asesinar a estos hombres.

Genaro García Luna, titular de la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI), comunicó el 26 de enero a toda la población sobre el arresto de Raúl Osiel Marroquín Reyes, el asesino de cuatro personas homosexuales y autor de por lo menos seis secuestros.

Algunos medios afirmaron que El Sádico era una persona con una homosexualidad reprimida. Lo que sí se sabe es que nació el 1 de septiembre de 1980 en Tampico, Tamaulipas, y que abandonó el Ejército mexicano, donde tenía registros por distintos delitos, como robo con violencia. Por este último delito presuntamente pasó 14 meses en prisión.

Fernando del Collado, autor del libro Homofobia: odio, crimen, y justicia 1995-2005, señaló que sus padres se llaman Roberto Marroquín y Gloria Reyes. El Sádico fue miembro del Ejército durante cuatro años hasta llegar al rango de sargento.

El 21 de enero de 1999 ingresó como soldado al 15 Batallón de Infantería de Tampico. Según del Collado, Marroquín quería avanzar como militar y estudiar medicina, pero la falta de recursos económicos lo obligaron a renunciar. En mayo del 2004 fue dado de baja del Ejército.

La AFI fue la responsable de interrogarlo. Ahí confesó que ultimaba a sus víctimas ahorcándolas con bolsas de plástico, lentamente, y después con sus manos.

Les “llegaba” en los bares

No era todo: El Asesino del Arcoíris abordaba a los hombres en bares de la Zona Rosa, en el centro de la capital, para después indagar si sus familiares podían pagar un plagio. Si resultaba, el plan continuaba al secuestro. Era auxiliado por otro sujeto: Juan Enrique Madrid Manuel. No se sabe cómo se conocieron ni cómo decidieron empezar a secuestrar y matar.

De acuerdo con sus testimonios, escogió a hombres homosexuales porque eran más fáciles de “atrapar” y “enganchar”. Dejaba que sus víctimas se acercaran a él. “Me presentaba como Carlos. No los escogía, ellos solos se presentaban”, relató él mismo.

"Simplemente los preferí por no batallar en operaciones que implicaran armas y vehículos, pues sólo fui a los lugares que frecuentaban y ellos solos me abordaban, se me hacía más fácil tratar a esas víctimas".

Llevaba a sus víctimas a un motel o a su domicilio, localizado en el número 4223 de la Avenida Andrés Molina Enríquez, en la colonia Asturias de la alcaldía Venustiano Carranza, y ahí las cuestionaba para saber si tenían los recursos para pagar por su liberación.

Después, cobraba el rescate, las asesinaba, y abandonaba sus cadáveres con signos de tortura dentro de maletas en  distintas calles de la ciudad.

“Entablaba amistad y ya ganada su confianza los invitaba a un hotel, ahí determinaba si contaban con recursos económicos, si no los tenían eran liberados. Los que disponían de recursos económicos eran llevados con engaños a su departamento para someterlos, ultrajarlos y finalmente asesinarlos. 

“Sus cautiverios duraban entre cinco y siete días en el departamento que se usaba como casa de seguridad, donde además los torturaba para posteriormente ahorcarlos con una soga hasta privarlos de su vida”, declaró Genaro García Luna en conferencia de prensa el 26 de enero del 2006.

“Evitaba” la propagación del VIH

Una de las citas que mejor se conocen de El Sádico es cuando afirmó que al asesinar no sentía remordimiento porque le estaba haciendo un “bien a la sociedad, pues esa gente hacen que se malee la infancia”.

A los investigadores de la AFI confesó que una de sus víctimas “era portador de VIH y, de cierta manera, evité la propagación del virus”.

"Lo volvería a hacer, sólo que sería más cuidadoso para no ser atrapado y no cometer los mismos errores. De lo único que me arrepiento es de lo que está pasando mi familia ahora".

Raúl Osiel Marroquín Reyes fue condenado a 280 años de prisión en el 2010. En total se le conocen y se le condenó por cuatro homicidios. No obstante, autoridades y medios sospechan que el número de crímenes puede ser más alto.

“El patrón de conducta de quien empezó siendo un secuestrador y después un asesino serial se identificó con la utilización de cinchos de plástico blanco para sujetar las manos y pies, y la colocación para cada víctima de un cinto negro en el cuello”, dijo García Luna.

A una de ellas le arrancó la piel de la frente con una navaja y dibujó un pentagrama invertido, un símbolo satánico.

Encontraron credenciales de sus víctimas

El titular de la AFI señaló que entre sus pertenencias, cuando fue arrestado, se encontraron las credenciales del Instituto Federal Electoral de sus víctimas, las cuales conservaba como trofeos.

Secuestró a su primera víctima, identificada como Jonathan Razo Ayala, estudiante de 20 años de edad. Su cadáver se encontró el día 27 de octubre y fue abandonado en el Metro Chabacano después de haber exigido un rescate de 50 mil pesos a sus familiares.

Las investigaciones de la SIEDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) y la AFI comenzaron el 30 de noviembre del 2005, cuando se denunció el secuestro de un empleado de una televisora en la capital del país.

Aunque su familia solamente pagó el rescate de 28 mil pesos de los 120 mil que se pedía, Ricardo López Hernández fue asesinado el 9 de diciembre después de estar privado de su libertad por nueve días. Su cuerpo sin vida fue hallado en las inmediaciones del Metro Chabacano. “Harto de los lloriqueos y quejidos”, contó El Sádico.

Armando Rivas Pérez y Víctor Ángel Iván Balderas fueron sus dos últimas víctimas conocidas. Por este último pidió un rescate de 8 mil 300 pesos. Ambos de 25 años de edad, fueron plagiados los días 17 y 20 de diciembre del año 2005. Sus cuerpos fueron encontrados el 23 de diciembre dentro de una maleta en las calles de Andrés Molina Enríquez, en la colonia Asturias.

Capturan al asesino

Durante la detención de Raúl Osiel Marroquín le fueron aseguradas tres tarjetas bancarias, donde realizaba la operación para el pago de rescate, un teléfono celular, y las identificaciones de sus víctimas.

"Nunca he pensado en las víctimas y sus familias. No había odio contra ellos por ser homosexuales, no había traumas, tuve una niñez normal, nunca me violaron ni me golpearon".

El Sádico cumple su sentencia en la Penitenciaría del Distrito Federal, en la colonia Santa Martha Acatitla, a donde fue trasladado en el 2010 después de estar preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, en Iztapalapa.

Su cómplice, identificado como Juan Enrique Madrid Manuel, nunca fue capturado. Estuvo en la lista de los más buscados de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal por los delitos de secuestro y homicidio.

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