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Quitó la vida a varias mujeres mayores, el "mataviejas de Lesseps"

José-Ignacio-Orduña
Foto(s): Cortesía
Redacción

José Ignacio Orduña Mayo, nace en 1953 e inicia su carrera criminal con apenas 24 años, producto de la gerontofilia y la psicopatía que padecía y, que según la sentencia que le condena, le impedía controlarse y le hacía reaccionar de forma agresiva y violenta si se veía rechazado por las mujeres de avanzada edad a las que abordaba con intención de tener sexo con ellas. Cabe una alternativa a la anterior exposición, y es que reaccionase de forma tan violenta debido a la frustración que le ocasionaba no poder culminar la violación, cosa que no consigue con ninguna de sus víctimas, limitándose a realizar tocamientos libidinosos.

Orduña es un asesino en serie. Reúne todas las condiciones que definen al mismo, ya que cometió cuatro asesinatos, con un periodo de enfriamiento entre ellos, pese a que dos de ellos se producen en el mismo acto sin dicho periodo. Otra definición de José Ignacio Orduña es que es un violador en serie violento cuyos actos, debido a la agresividad citada con la que reacciona cuando es rechazado o no consigue culminar el acto sexual, acaban en asesinato en varios de los casos.

Existen muchas similitudes en la forma de actuar entre dos de los dos violadores-asesinos gerontófilos más importantes de la historia de España: José Ignacio Orduña Mayo y José Antonio Rodríguez Vega. Entre otras, el modus operandi empleado como el hecho de llevarse objetos-fetiche del lugar del crimen que luego utilizaban para revivir el sentimiento de placer que les daba la agresión sexual, aunque Rodríguez Vega tiene un modus operandi un poco más elaborado.

De hecho, ambos tienen edad similar. Rodríguez Vega fue condenado por ser el “Violador de la moto” en 1979, año en que fue detenido Orduña por primera vez. Cuando Rodríguez Vega sale de prisión en 1986, se transforma en “el Mataviejas” y comienza a asesinar a sus víctimas.

Parecidos extremos

Los parecidos entre ambos llegan al extremo de que cuando son detenidos, tanto Orduña en 1979, como Rodríguez Vega en 1988, los investigadores constatan que ambos mantienen relaciones sentimentales con mujeres mucho mayores que ellos.

La vida de José Ignacio Orduña transcurría plácidamente, con un trabajo en una pequeña tienda de óptica y fotografía del centro de Barcelona. Hasta que el día 6 de noviembre de 1978 vio en un mercado próximo a su lugar de trabajo a Pilar Odena Sánchez, de 51 años de edad. Desde allí la siguió hasta su domicilio y, entrando con ella, la empujó al interior de su casa, tirándola sobre la cama con intención de agredirla sexualmente, cosa que no consiguió debido a la resistencia de la mujer. 

Ante la frustración por no haberlo conseguido, la emprendió a puñetazos con su víctima ocasionándole lesiones gravísimas que le llevarán a fallecer casi un mes después. Sin embargo, la mujer fue enterrada sin llegar a hacérsele la autopsia, ya que no constaba en la documentación de fallecimiento que el motivo del fallo cardiorespiratorio de Pilar se había producido a causa de las lesiones infringidas por José Ignacio un mes atrás. De la vivienda de Pilar, su asesino se llevo varias joyas.

Agredía a las mujeres

Los deseos de José Ignacio eran incontrolables para él, lo que demuestra que solo cuatro días después volviese a agredir sexualmente a otra mujer de avanzada edad. Llamó al timbre de uno de los entresuelos del número 85 de la C/ San Salvador de Barcelona y al responderle la dueña de la casa, que tenía 54 años, se arrojó encima de ella, tirándola encima de la cama, pero como se resistió, la pegó hasta que perdió el conocimiento, no llegando a violarla como era su intención. De la casa, José Ignacio también se llevó dinero y varias joyas.

El 20 de noviembre de 1978, sobre las once y media de la mañana, cuando solo habían pasado diez días desde su última actuación, José Ignacio volvió a intentar satisfacer sus deseos sexuales con una mujer de cuarenta años, utilizando el mismo modus operandi que la vez anterior. La diferencia fue que, mientras la víctima forcejeaba con José Ignacio, el perro que había en la casa empezó a ladrar, lo que provocó su huida. 

No obstante, le robó el monedero que contenía mil pesetas. Otro de los problemas que encontró en esta actuación, fue que el hijo de dieciocho años de la mujer, escuchó los gritos, y salió en su persecución hasta un callejón donde el agresor le dio un navajazo. Madre e hijo sobrevivieron a las heridas causadas, aunque la mujer tardó casi tres meses en sanar de las mismas.

No consuma la violación

Acababa de anochecer el día 23 de noviembre. A estas alturas el modo de actuar ya está perfectamente interiorizado en Orduña, cuando tras seguir desde la calle a una mujer de setenta y cinco años, la mujer se resistió hasta perder el conocimiento, no consumándose la violación. La mujer tardo en curar de las heridas casi seis meses. En su huida del lugar, también tiró por las escaleras al marido de la víctima que subía a casa en el momento en el que José Ignacio escapaba. Su agresor se llevó de la casa dinero y algunas joyas que encontró.

José Ignacio asesinó a dos mujeres el 15 de enero de 1979. Siguió desde el paseo de Gracia hasta su domicilio en la plaza de Ferdinand de Lesseps nº 30 a Serafina Díaz de Zulueta, de ochenta años, a la que intentó violar siguiendo la misma forma de actuar que en otras ocasiones, y como las anteriores veces, al resistirse la golpeó con saña hasta llevarla a la muerte. 

Como el domicilio era compartido por tres hermanas, intentó hacer lo mismo con María Ángeles Díaz de Zulueta, de ochenta y un años que también falleció en el trascurso de la agresión. La tercera de las hermanas que se hallaba impedida en una silla de ruedas, Ignacia, que contaba con setenta y seis años, tuvo más suerte y sobrevivió al ataque, aunque con lesiones de gravedad.

Mientras estaba en el domicilio de las tres hermanas, llamaron al timbre de la casa y José Ignacio espero un tiempo que consideró providencial, para que quien estuviera llamando, pensase que no había nadie y se marchase. Pero, al salir, se dio de bruces con un joven que, al verle manchado de sangre, se abalanzó sobre él para detenerle. José Ignacio le asestó varios navajazos, aunque el joven no falleció. Como en otras ocasiones, robó del lugar varias joyas.

Agrede a otras tres antes de ser detenido

Antes de ser detenido agredió sexualmente a otras tres ancianas, actuando de la misma manera, siguiéndolas y agrediéndolas en el propio domicilio de las víctimas. El 8 de febrero a una mujer de setenta y seis años, el 13 de febrero a otra mujer de ochenta y cinco años, y por último el 19 de febrero de 1979 a una anciana de ochenta años. Todas sobrevivieron a los puñetazos y golpes que José Ignacio les propinó. Como siempre, robó algunas joyas y dinero de sus domicilios al finalizar la agresión.

Las joyas fueron recuperadas casi en su totalidad en poder de José Ignacio Orduña en el registro que se produjo en su domicilio, una vez que fue detenido, ya que se dedicaba a contemplar las mismas al objeto de revivir las vivencias de las agresiones sexuales cometidas.

El hecho de su detención se produjo el día 26 de febrero de 1979, y en esta ocasión tras estar siguiendo a una anciana, vio a una niña de ocho años, un tipo de víctima completamente diferente a las que solía atacar, a la que según la sentencia le hizo una caricia y la menor se puso a chillar. Esta respuesta, alertó al público que había alrededor, lo que ocasionó que José Ignacio se pusieron en fuga. Durante la misma llegó a dar un navajazo a un ciudadano que intentó detenerle. Fue detenido por un Guardia Urbano de la ciudad de Barcelona que había salido en su persecución junto al ciudadano agredido.

La condena

Fue condenado a más de ochenta años de prisión, en una sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 24 de diciembre de 1981, aunque fue puesto en libertad solo dieciocho años después, 1 de marzo de 1997.

Poco tardó José Ignacio Orduña en volver a delinquir ya que el 18 de julio, una mujer de 79 años denunció su violación a manos de un hombre que la había seguido hasta su domicilio en la calle Córcega de Barcelona y una vez allí, la había agredido sexualmente y había robado algunos objetos de valor. También denuncia que la había pegado varias veces. Algunas fuentes revelan que en este caso se dejó una colilla encima del apoyabrazos de un sofá en casa de la víctima. Caso similar fue también denunciado por otra mujer de 94 años, el 29 del mismo mes.

Los agentes realizan una rueda de reconocimiento fotográfico y las mujeres reconocieron a José Ignacio como autor de los hechos. Aun así, todavía tuvo tiempo, de realizar su último crimen. El 10 de septiembre de ese mismo año, siguió a Carmen B.G., de 80 años, de edad en la Calle Valdoncella de Barcelona y una vez allí la agredió brutalmente hasta darle muerte. La acusación hace referencia al móvil sexual, sin embargo, las sentencias consultadas no hacen referencia en este último caso, a ningún intento de agresión de este tipo.

Este último asesinato llego a ser archivado, pero unas vecinas de la víctima reconocieron a Orduña al ver su imagen en televisión, cuando las noticias le identificaban como autor de las dos últimas violaciones relatadas. Fue condenado a veinticinco años de prisión por los delitos de asesinato y robo por un tribunal del jurado, pero no de forma unánime, ya que la condena se produjo por siete votos a favor de la condena y dos en contra. Por las dos agresiones sexuales que cometió en este último periodo fue condenado a otros cinco años de prisión.

En la actualidad está a punto de finalizar su condena y saldrá de prisión como muy tarde en el año 2022.

 

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