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Macabrón: Luka Magnotta, el "Descuartizador de Montreal"

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Foto(s): Agencia Reforma
Agencia Reforma

Eric Clinton Newman, su verdadero nombre, nació el 24 de julio de 1982 en Toronto, Canadá, en una familia donde los malos tratos por parte del padre, Donald, estaban a la orden del día. Según la madre, Anna Yourkin, fue “un esposo y cónyuge abusivo” que proyectaba su ira contra sus hijos y su mujer. Eric, el mayor de tres hermanos, fue quien más lo sufrió en su propia carne. Aunque los abusos no solo procedían del progenitor. Según su versión, algunos compañeros le hicieron bullying, lo que motivó que abandonase la escuela. Un testimonio que no cuadraría con el recuerdo de sus allegados que aseguraban que sacaba una vertiente sádica al torturar y desmembrar animales.

Tras la separación de sus padres, Eric vivió con su abuela, estudió en casa y empezó a mostrar un carácter egocéntrico y vanidoso. Solo se preocupaba por su físico y cambiaba continuamente de aspecto, principalmente de color de pelo.

A esto habría que sumarle que Eric fue internado en varios recintos psiquiátricos a raíz de sendos episodios psicóticos y agresivos. Al igual que su padre, el joven también fue diagnosticado de esquizofrenia paranoide con la consecuente toma de medicamentos. En una ocasión, una sobredosis del sedante clonazepam estuvo a punto de costarle la vida en 2001.

Sin estudios de ningún tipo y con su físico como única carta de presentación, Newman empezó a interesarse por el mundo de la interpretación. Se presentó a diversos castings para participar en series, programas de televisión, realities… Su objetivo a toda costa: hacerse famoso. Al no conseguirlo se metió en la industria del cine para adultos y comenzó a trabajar como actor porno. Además, compaginaba su faceta en películas X con la de chico de compañía.

En 2006, Eric dio un giro a su vida y se convirtió en Luka Rocco Magnota, aunque también se hizo llamar Vladimir Romanov, Mattia del Santo o Kirk Newman. Apareció en publicaciones gays y comenzó a pasar por el quirófano para parecerse a James Dean. Gracias a la cirugía plástica se retocó la nariz y se hizo dos trasplantes de pelo. “Algunas personas dicen que soy devastadoramente guapo”, llegó a decir durante al casting del reality Cover Guy. Su afán de notoriedad no conocía límites.

Tanto es así que llegó a inventarse rumores en Internet para después desmentirlos, crear perfiles falsos de personas que le acosaban y a publicar anuncios ofreciendo servicios de compañía bajo el nombre de Jimmy.

Crímenes en Internet

Pero fue en 2010 cuando sus publicaciones se tornaron en más oscuras y macabras. Días antes de Navidad, apareció un vídeo en YouTube titulado “1 boy 2 kittens” (un joven, dos gatitos). En él, se veía a Luka con el rostro oculto, metiendo dos gatos en una bolsa y cerrándola herméticamente con una aspiradora. Las imágenes de cómo los mininos morían asfixiados eran estremecedoras.

A consecuencia del vídeo, que fue eliminado debido a las quejas de miles de usuarios, se formaron varios grupos en Facebook para buscar a este “asesino de gatitos”. Consiguieron identificarlo gracias a los muebles, los cuadros y la ropa que llevaba el delincuente y pusieron dicha información en conocimiento de las autoridades. Durante el siguiente año, Magnotta echó un pulso a la justicia publicando dos vídeos más donde asesinaba animales. Estaba retando a la Policía que aún no conseguía localizarlo.

Una nueva grabación titulada “1 Lunatic, 1 Ice Pick” (1 lunático, 1 picahielos) con una duración de once minutos fue el detonante para que en mayo de 2012 los investigadores acelerasen la búsqueda. En las imágenes salía un individuo vestido con una sudadera con capucha morada clavando un picahielo en el cuerpo de su víctima. Se trataba de Jun Lin, un universitario chino de 33 años con el que mantenía una relación sentimental.

Todo ocurrió cuando Magnotta y Lin quedaron y subieron al apartamento del asesino. Una vez allí, este drogó a su novio, lo desnudó y ató a la cama y, mientras sonaba de fondo la banda sonora de la película ‘American Psycho’, lo apuñaló hasta la muerte con un picahielo. Después, lo degolló, practicó necrofilia con el cuerpo, lo despedazó y echó algunos trozos de carne a su perro.

Tras grabar el crimen, primero metió el torso en una maleta y lo abandonó en un callejón muy próximo a su domicilio. Luego, envió sendos paquetes a políticos canadienses. El primer ministro de Canadá Stephen Harper recibió un pie; Justin Trudeau, líder del partido liberal, a punto estuvo de recibir una mano, pero la oficina de correos la interceptó en su delegación de Ottawa; la mano y el pie restantes llegaron a dos colegios de Vancouver; y por último, la cabeza fue localizada en un parque.

Los macabros hallazgos llevaron a los investigadores hasta el apartamento de Magnotta que, por entonces, ya había emprendido la huida fuera del país. Cuando registraron el domicilio se toparon con una escena dantesca con sangre por todas partes. Aquello impactó sobremanera a los policías de la zona que jamás había visto algo así en toda su carrera.

Con los primeros indicios, Magnotta pasó a convertirse en el “principal sospechoso”, explicó el comandante de la Policía Ian Lafreniere. Y apuntó algo relevante para la investigación: que “el sospechoso y la víctima se conocían”.

Buscando la fama

Diez días después de llegar a Berlín, la Policía logró darle caza en un cibercafé por culpa de su ego: estaba buscando en Internet noticias relacionadas con su busca y captura internacional. En aquel momento, la Interpol había remitido a todos los medios de comunicación una ficha con su foto y un cliente lo reconoció . Ya era famoso. Enseguida aparecieron varias patrullas que identificaron al sospechoso.

La extradición a Canadá se produjo el 18 de junio. Una vez en el aeropuerto de Mirabel de Quebec lo trasladaron a un juzgado de Montreal. Estaba acusado de: asesinato en primer grado, cometer indignidad a un cuerpo humano, publicar y enviar material obsceno y hostigar criminalmente a Stephen Harper y a otros miembros del parlamento. Durante el interrogatorio, Magnotta se declaró inocente de todos los cargos.

Tuvieron que pasar más de dos años, hasta septiembre de 2014, para que Luka Magnotta se sentase en el banquillo. Lo hizo ante un tribunal con jurado que le condenó a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 25 años por el “asesinato en primer grado”, “cometer indignidad contra un cuerpo”, por el descuartizamiento y canibalismo de Jun Lin, además de 19 años de prisión por crueldad hacia los animales, producción y distribución de material obsceno, envío de material obsceno por correo y hostigamiento al primer ministro de Canadá.

Enviado a la prisión de Sept-Illes, a más de 800 kilómetros de Montreal, el criminal pasó desapercibido hasta que publicó un anuncio para encontrar pareja en una Web de citas.

“Busco una persona leal, preferiblemente educada, financiera y emocionalmente estable para una relación comprometida a largo plazo. Si crees que podrías ser mi príncipe azul, envíame una carta detallada con al menos 2 fotos. Solo aquellos que considere compatibles recibirán una respuesta”, decía sin especificar la razón por la que estaba en prisión.

El amor finalmente le llegó en 2017 al ser trasladado a la prisión de máxima seguridad de Port-Cartier. Allí conoció a otro preso, Anthony Jolín, acusado también de asesinato, y con quien contrajo matrimonio. Una de las testigos en la ceremonia fue Anna, la madre de Luka, que no solo seguía creyendo en la inocencia de su hijo, sino que en noviembre de 2018 escribió el libro ‘My Son, the killer’ con ayuda del escritor Brian Whitney.

Su vida en un documental

El impacto de la historia de Luka Magnotta fue tan fuerte en la sociedad canadiense, principalmente a raíz de darse a conocer el vídeo “inhumano y horrible” del asesinato de Lin Jun, que Netflix estrenó un documental sobre su vida en 2019.

A sus casi 38 años, Magnotta ya es uno de los criminales más macabros de la crónica negra canadiense.

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