Pasar al contenido principal
x

La leyenda de La Muelona, es un relato de origen colonial

mujer-maquillaje-terror
Foto(s): Cortesía
Redacción

La leyenda de La Muelona, es un relato de origen colonial, muy arraigado en la tradición oral de la zona andina de Colombia.

La Muelona es representada como una joven y bella mujer, de cabello largo y ojos hechizantes, que seduce a los hombres con una hermosa sonrisa, la cual esconde una descomunal dentadura con la que destroza a sus víctimas.

 

Antes de convertirse en monstruo, La Muelona era una mujer esbelta y hermosa que animaba garitos y casas de escándalo, gozaba con las peleas de los gallos, y sobre todo enloquecía a los hombres con su voz y risa salvaje que iluminaba la noche.

 

Ahora con su dentadura de fiera, descuartiza fácilmente tanto a un ser humano como a una vaca o un caballo.

 

Emite carcajadas ensordecedoras y aterradoras, haciendo estremecer la zona donde se encuentra.

 

Los hombres perversos, sus víctimas

 

Las horas preferidas de La Muelona para salir a los caminos son: de las seis de la tarde a las nueve de la noche.

 

A los caminantes se les aparece a la orilla del sendero o recargada en los troncos de los árboles, a manera de una mujer muy atractiva y seductora, pero que al estar los hombres unidos a ella en estrecho abrazo, los tritura ferozmente.

 

Casi siempre persigue a los jugadores empedernidos, a los infieles, a los alcohólicos, perversos y adúlteros.

 

Los campesinos dicen que los hogares que se libran de ella, son los que tienen niños recién nacidos o mujeres que van a ser madres.

 

Por ello nunca ataca a hombres que están a punto de ser padres o tienen hijos recién nacidos.

 

¿Cómo surge la leyenda de La Muelona?

 

Cuentan los cronistas que en la época de la Colonia se diseminaron por el país las mujeres españolas, que aunque muchas eran buenas, el resto era de pésimos antecedentes.

 

Algunas de estilo errante, eran perversas y corruptoras, que ocasionaron perjuicios lamentables a familias modestas, engañando y enviciando a niñas inocentes, así como arruinando a hombres que poseían cuantiosas fortunas.

 

Una de ellas fue "La Maga", quien estableció su negocio de consultas amorosas, arreglando o desbaratando matrimonios, sabía leer la suerte echando el naipe y leyendo las líneas de la mano, en fin, todo lo que fueran adivinaciones y artimañas.

 

Conoció mucha gente y tenía mucha clientela, por lo que ensanchó su negocio con una casa de diversión; allí limpiaba los bolsillos de altos representantes del rey de España y de los criollos más adinerados.

 

La suma de atrocidades cometidas por la pérfida mujer fueron incontables. Ella enseñó a las jóvenes a evitar la maternidad; provocó la ruina en centenares de hogares; por su causa se agotaron fortunas y vino como consecuencia la depravación, las enfermedades venéreas y las esposas abandonadas.

 

La maldición de "La Maga"

 

Cuando murió "La Maga", por la escandalosa vida que llevó apartada de los mandatos de Dios, su casa de diversión se llenó de un olor nauseabundo como a podrido, hasta el punto de todos tuvieron que abandonarla de inmediato.

 

Una de las mujeres favoritas de "La Maga" se arriesgó a quedarse aquella noche en la casa maldita para empacar vestidos y joyas. Pero apenas apagó la lamparilla para acostarse, una colonia de murciélagos invadió la estancia y una voz cavernosa se oyó en el dormitorio:

 

"...Tengo que vengarme de los hombres jugadores y perniciosos! malditos!, ¡de las mujeres livianas y desvergonzadas! !estarán conmigo en el Infierno!,! soy La Muelona!..."

 

La indefensa mujer no podía prender la vela porque el aleteo de los murciélagos apagaban la luz, a la vez que le azotaban la cara. Ya desesperada y horrorizada salió gateando a la calle para contar alarmada lo que acababa de presenciar.

 

La aparición del alma maldita

 

Las autoridades tuvieron que prender fuego a la casa maldita para dar paz y tranquilidad a los vecinos, quienes desde mucho tiempo antes vivían inquietos y mortificados con aquella casa de escándalos y vicios.

 

Desde ese momento La Muelona vaga errante entre caminos y bosques, buscando hombres disolutos y mujeres desvergonzadas, para destrozarlos con sus aterradores dientes.

 

Ahora, asecha sigilosa entre los pantanos, las encrucijadas y los árboles de tronco podrido.

 

Bella como antes del hechizo, con su risa fastuosa y la voz de ensueño, atrae de nuevo a los hombres.

 

Nadie conoce mejor que La Muelona los secretos de la lujuria y la fuerte atracción de su risa maléfica.

 

En noches sin estrellas, en crepúsculos estremecidos por la lluvia, llama a los hombres con insinuaciones.

 

Entre los árboles y la maleza, la antropófaga los devora con sus dientes de bestia y mandíbula feroz.

 

Por eso, sonríe malvada entre los cactus. Sabe que su atracción es irresistible, que de nada valen conjuros y talismanes ante la tentación de su presencia en medio de la tarde o noche.

 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.