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Kimberly McCarthy, la terrible mataviejitas estadounidense

kimberly_mcCarthy
Foto(s): Cortesía
Redacción

Kimberly LaGayle McCarthy nació el 11 de mayo de 1961, fue una reclusa estadounidense condenada a muerte por el asesinato durante un robo de su vecina; una profesora universitaria jubilada de 71 años de edad, Dorothy Booth, en su casa en Lancaster, Texas. Ella también era la sospechosa del asesinato de otras dos ancianas en Texas, pero nunca fue juzgada por esos crímenes.

La ejecución fue la número 500 en ser aplicada por el estado de Texas desde la reinstauración de la pena capital a nivel nacional.

Primeros años

Kimberly McCarthy nació el 11 de mayo de 1961, en Greenville, Texas. Ella trabajó como terapeuta ocupacional en un hogar de ancianos. Estuvo brevemente casada con el fundador del Nuevo Partido Pantera Negra, Aaron Michaels, con quien tuvo un hijo. Durante su vida adulta, desarrolló una adicción con el crack. En 1990, fue declarada culpable de falsificación, y también tenía condenas por prostitución y robo de servicios.

Crimen

El 21 de julio de 1997, McCarthy habría llamado a su vecina, una exprofesora de psicología de la universidad El Centro College, Dorothy Booth de 71 años, diciéndole que necesitaba un poco de azúcar. Los fiscales alegaron que la verdadera intención de McCarthy fue de robar a Booth. Después de que McCarthy entró en la casa de Booth, ella la apuñaló cinco veces con un cuchillo de carnicero, la golpeó con un candelabro, y le cortó el dedo anular para robar su anillo de bodas de diamante. McCarthy luego robó el bolso de Booth y su Mercedes-Benz y empeñó el anillo de diamantes con el fin de comprar crack.

El día después del asesinato de Booth, McCarthy fue acusada de asesinato. La evidencia mostró que McCarthy utilizó las tarjetas de crédito de Booth en una tienda de licores y tenia en su posesión la licencia de conducir de Booth. El ADN de Booth también se encontró en el arma del crimen, que la policía recuperó en casa de McCarthy.

En 1998, McCarthy fue condenada por un jurado en el condado de Dallas, por asesinar a Booth. Durante la audiencia de la sentencia, los fiscales presentaron pruebas alegando de que McCarthy también habría asesinado a otras dos mujeres de edad avanzada en el condado de Dallas en diciembre de 1988, Maggie Smith de 81 años y Jettie Lucas de 85 años de edad, con el fin de comprar cocaína. McCarthy nunca fue acusada por esos asesinatos. El 24 de noviembre de 1998, McCarthy fue condenada a morir por inyección letal por el asesinato de Booth.

McCarthy apeló con éxito su convicción en 2002, pero posteriormente fue re-probada y fue re-sentenciada a muerte el 1 de noviembre de 2002.

La ejecución

Kimberly McCarthy recibe la inyección letal en medio de las dudas sobre los prejuicios raciales que rodearon su juicio.

Pasadas las seis de la tarde, hora local, Kimberly McCarthy se convirtió en el reo número 500 que Texas ejecuta, desde que el Tribunal Supremo reinstaurara la pena capital en Estados Unidos en 1976. El nombre de esta afroamericana de 52 años es el que figurará en los registros de este trágico récord batido por el Estado más letal de la Unión que acapara el 40% de los 1.336 homicidios legales cometidos en este país desde esa fecha.

McCarthy vio retrasada su ejecución en dos ocasiones este mismo año -29 de enero y 3 de abril-, pero este miércoles ningún recurso de última hora evitó que la mujer recibiera, como estaba previsto, la inyección de pentobarbital, una dosis mortal que paralizó su corazón en una pequeña habitación de paredes color menta de la prisión de Hunstville, Texas.

McCarthy fue condena [condenada] a muerte en 2002 por haber acuchillado hasta la muerte en 1997 a su vecina, Dorothy Booth, una profesora universitaria de 71 años. McCarthy, entonces, era una adicta al crack y con la excusa de pedir un terrón de azúcar, entró en la casa de Booth, y la apuñaló para robarle varias tarjetas de crédito y su alianza, que le extrajo tras cortarle el dedo.

A lo largo de estos años su culpabilidad nunca se puso en duda, pero sí la debilidad de su defensa inicial y las irregularidades del juicio plagado, según su actual abogada, Maurie Levin, de errores y prejuicios raciales. Booth, la víctima, era blanca. De los 12 miembros del jurado, sólo uno era negro.

"Pese al hecho de que su condena fue el resultado de un proceso infectado por la discriminación y por unos abogados de oficio ineptos, ningún tribunal ha querido revisar esa decisión. Si ella va a ser el emblema de la ejecución número 500 de Texas, el Estado debería estar avergonzado", ha declarado Levin.

El diario The New York Times, en un editorial publicado a comienzos de esta semana, también advertía de la historia de discriminación que rodea a las ejecuciones en Texas. "El sistema de pena de muerte de Texas es conocido por su tolerancia con los abogados de oficio inexpertos, los fiscales excesivamente entusiastas y unos prejuicios racistas a la hora de la selección del jurado. El caso de Kimberly McCarthy parece contaminado por los tres lados", aseguraba el periódico.

Lamentablemente, el número 500 no es la única cifra que ha jalonado la muerte de McCarthy. La rea se ha convertido en la segunda mujer en ser ejecutada en EE. UU desde 2010, la decimotercera en la historia de este país, desde que fuera reinstaurada la pena capital en 1976 y la cuarta de Texas.

De acuerdo con el Centro de Información de la Pena de Muerte en la actualidad hay 63 mujeres en el corredor de la muerte, el 2% de los 3.125 condenados a la pena capital del país.

El medio millar de ejecuciones que acumula Texas, desde que en 1982 matara de manera legal a Charlie Brooks, el primer condenado a muerte desde la reinstauración de la pena capital, evidencia el apego a este tipo de sanción en este Estado.

Si se cumple con las sentencias previstas, a final de año el Estado igualará el número de reos -506- ejecutados entre 1923 y 1972, cuando el Tribunal Supremo declaró inconstitucional este castigo por considerarlo «cruel y inusual». De los 36 Estados en los que existe la pena de muerte, Texas es quien más la aplica, seguido de Virginia, con 410 y Oklahoma, con 104.

La cifra de 500 ejecutados ha redoblado las peticiones de los grupos contrarios a la pena de muerte sobre una reflexión al gobernador del Estado, el republicano Rick Perry, sobre la eficacia de esta medida.

"Muchos de los condenados a muerte fueron sentenciados hace décadas y si hubieran sido juzgados ahora se les hubieran impuesto otras penas", ha indicado a los medios Kristin Houlé, directora de la Coalición de Texas para Abolir la Pena de Muerte. Perry, denegó el indulto a McCarthy. Con su decisión, él también ha entrado en la historia de EE UU al convertirse en el gobernador que más ejecuciones ha autorizado de la historia. Desde que en 2000 asumiera su mandato ha aprobado 261.

 

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