En el año 2007 se dio a conocer una noticia escalofriante. Es el caso de José Luis Calva Cepeda, quien fue bautizado como "El Caníbal de la Guerrero", y es uno de los asesinos seriales mexicanos más aterradores en la historia reciente de la Ciudad de México.
La infancia de este hombre, quien se autoproclamaba como un escritor, poeta y dramaturgo, no fue sencilla. Su padre murió cuando era muy pequeño, y su madre golpeó y torturó a sus seis hijos por años. Además, los obligaba a decirle papá a todos los hombres que llevaba a su hogar.
Cuando Calva Cepeda cumplió siete años, sufrió abuso sexual por parte de un adolescente de 16 años. A los 12, su madre, quien siempre lo maltrató física y psicológicamente, lo corrió de su casa, por lo que comenzó a vivir en la calle.
Siempre fue un niño introvertido que, a pesar de todo, buscaba la aprobación de su mamá, algo que nunca consiguió. Muchos creen que fue el silencioso rencor hacia su madre lo que detonó el odio que tenía a las mujeres.
Su faceta como “artista”El conocido como Caníbal de la Guerrero, se decía poeta, periodista, escritor y actor. Escribió una decena de novelas y obras de teatro, pero su especialidad siempre fue la poesía. De hecho, durante una época se ganó la vida vendiendo sus obras, recitando poesía y monólogos en las calles de la Ciudad de México. También enamoraba a sus víctimas con detalles, como chocolates y flores.
Cuando Calva Cepeda fue detenido, se encontraron restos de quien era su novia en su refrigerador y su antebrazo frito en un sartén.
Lo que lo convirtió en un feminicida serial, fue el hecho de que asesinó a tres mujeres, con un modus operandi similar.
Un asesino en serie es que comete tres o más asesinatos, generalmente con el mismo modus operandi, durante un extenso periodo, y normalmente, con un lapso de enfriamiento entre cada crimen. Calva Cepeda cumplía con esas características.
DetenciónLa detención del Caníbal de la Guerrero se dio el 8 de octubre de 2007, siendo acusado de canibalismo y tres homicidios. Las autoridades mexicanas lo atraparon en el departamento en el que vivía, en la colonia Guerrero, de ahí el apodo que se le dio, luego de que la familia de Alejandra Galeana Garavito, quien era su pareja, y quien tenía 32 años y dos hijos, denunciaran su desaparición el 5 de octubre de 2007.
Además, los vecinos del edificio en el que vivía José Luis, reportaron un olor insoportable en el lugar. Cuando los policías entraron, encontraron el tronco de Alejandra en un clóset, mientras que otras partes de su cuerpo, fueron halladas en el refrigerador cortadas en trozos.
También encontraron su antebrazo frito en un sartén.
El asesino negó ante las autoridades haber practicado canibalismo, pero sí se declaró culpable de asesinato, aunque eso no cambió la postura del entonces fiscal Gustavo Salas, quien mantuvo la línea de la premeditación y consumación del acto caníbal: “En la sartén se encontraron restos de esta carne y un plato con cubiertos y hasta con un limón que nos hace presumir que las consumió”.
El asesino hizo sus declaraciones en el Hospital Xoco, pues cuando fue sorprendido por los agentes, se aventó por la ventana de su departamento, lo que hizo que sufriera una conmoción cerebral leve. Se le vinculó también con el asesinato de otra de sus exnovias, a quien también encerró en un automóvil desnuda para que no pudiera escapar, y llegando a un basurero, la descuartizó.
Así mismo, se le relacionó con el asesinato de una trabajadora sexual, ya que tenía características similares a las otras dos mujeres asesinadas por él. Otro asesinato con el que se le relacionó, fue el de otra exnovia presuntamente maltratada por el hombre. Se trataba de Olga Libia, una maestra de inglés de 23 años a quien obligó a ver películas pornográficas de zoofilia y a tener relaciones sexuales sadomasoquistas.
Calva Cepeda murió el 11 de diciembre del 2007, tras presuntamente suicidarse en su celda de la cárcel, usando un cinturón, sin embargo, hubo varias dudas sobre si esto fue real, pues según su hermana, el cuerpo mostraba señales de tortura y violación.
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