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Templo de la Merced tiene su viacrucis

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

El portón de madera de dos alas permanece cerrado bajo el arco de cantera que corona el sello de la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, más conocida como Orden de la Merced. Los daños provocados por los sismos mantiene clausurada la puerta, pero no la fe religiosa que levantó el templo.


En medio del populoso barrio que lleva también por nombre La Merced, la gente se apresta a celebrar los momentos más trágicos de la Pasión de Cristo: la Última Cena, su aprehensión, su comparecencia ante el Sanedrín, Pilato y Herodes Antipas, su camino al Calvario y Cruxifición.


Ante la imposibilidad de celebrar sus ritos en el templo, que se mantiene cerrado por los daños causados a su infraestructura, el atrio de la iglesia es ocupado para la celebración eucarística y las representaciones de Semana Mayor.


“Ya habían recuperado algunas cúpulas en la administración anterior, pero con los sismos del 2017 la situación se volvió a agravar, porque todo de nuevo se fracturó”, comenta un señor que arma coronas de cucharillas en el corredor de columnas de cantera del atrio.


La cúpula, la carga


Señala que el mayor problema lo representa la cúpula superior del templo, porque pesa mucho y eso afecta a todo el edificio. “Cuando tiembla se hace de lado y mueve todo a su alrededor, así que daña todo”.


En efecto, el ex director general del Instituto del Patrimonio Cultural del Gobierno del Estado, Jorge Alberto Valencia Arroyo, comenta que posiblemente la cúpula original se cayó en el sismo de 1931 y en 1938 se construyó una de concreto armado, que es un elemento muy rígido que lesiona de forma severa la mampostería de cantera, ladrillo, cal y arena.


“A la hora de un sismo, este tipo de edificios se mueve elásticamente, regresan a su posición, pero el concreto es un elemento muy rígido y al estar colocado ahí arriba, a la hora de un sismo, funciona como un gran mazo que golpea el resto del inmueble”.


Manifiesta que eso pasó en el sismo del 2012 y el daño fue tan severo que había el peligro que la cúpula se desplomara, por eso se decidió cerrar el templo


En el corredor, frente a la acceso del ex convento por el jardín público, han sido colocadas en filas las bancas de madera del templo para que los feligreses puedan escuchar la misa. Al fondo, ya sobre el atrio, una lona de color verde protege del sol el altar: una mesa de madera protegida por un mantel blanco, en cuyo extremo se halla una pequeño crucifijo.


En tanto en el corredor del lado izquierdo han sido colocadas una representación en madera de la Última Cena, una imagen de bulto grande de la Virgen María, un Cristo golpeado cubierto del rostro con una mantilla y, al fondo, una Madre Dolorosa ante el cadáver de su hijo.


“El problema es que la cúpula de cemento todavía no la cambian; sí sabían que eso era lo que generaba el problema lo primero que tenían que haber hecho era cambiarla, pero la dejaron y los sismos del 2017 afectaron más el edificio”, manifiesta el señor de las coronas de cucharilla.


La vida del barrio


Añade que lo bueno es que el templo tiene un atrio grande, “si no, imagínese, estaríamos como en el templo de El Patrocinio, cerrado y a punto de derrumbarse; este templo da vida al barrio, sería terrible que desapareciera”.


Y es que en efecto los temblores mantienen actualmente cerrados por lo menos cinco templos católicos en la ciudad de Oaxaca de Juárez: La Merced, El Patrocinio, Las Nieves, La Guadalupe y San Felipe Neri.


Mientras otros mantienen sus puertas abiertas pero también están dañados, como: San Juan de Dios, Los Pobres, la Defensa y San Agustín.

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