Después del descubrimiento de la vacuna en contra del coronavirus COVID-19, ahora se necesita curar el hambre y la miseria de la sociedad, afirmó el obispo de la Prelatura de Mixes de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos.
“Esta vacuna de la solidaridad no necesita guardarse en refrigeradores especiales”, asentó.
En una reflexión, el religioso expuso que la llegada de la vacuna ha sido sin duda la noticia más importante de los últimos meses, porque la aplicación de la inoculación requiere de investigación y experimentación durante años para tener condiciones de seguridad.
“Sin embargo, es tal la urgencia de buscar solución a este problema mundial, que la vacuna contra la el coronavirus ya está aquí y es eficaz”, añadió.
Aunque, observó que quizá la vacuna no se hubiera producido con la misma rapidez y urgencia, si la pandemia hubiera afectado sólo a pueblos del Tercer Mundo.
“No hay duda, cuando el ser humano se siente amenazado colectivamente y utiliza la inteligencia al servicio del bien, la ciencia avanza con rapidez y depara inventos ciertamente humanos”, señaló.
Destacó que el coronavirus afortunadamente no ha golpeado demasiado a la Prelatura Mixe de María Auxiliadora.
“La vacuna es un signo de esperanza para todos. Hasta ahora, ha sido objeto de mucha alegría para los ancianitos, quienes se han sentido más seguros cuando les he mencionado en las homilías que es conveniente que todos vayamos a ponernos la vacuna, cuando sea nuestro turno. Incluso, les ha dado confianza el saber que el obispo, su pastor ya se anotó para hacer fila y ponerse la vacuna”, agregó.
No obstante, resaltó que ahora se necesita combatir la miseria con la misma tenacidad, pues la organización Cáritas de la Iglesia Católica ha constatado el profundo impacto económico y personal provocado por la pandemia.
“Los datos son demoledores en cuanto a situación de exclusión social. Ha crecido la discriminación étnica, los problemas de acceso a la vivienda y a la energía, la brecha digital y el fracaso escolar. Existen millones de personas que están hoy desempleadas”, recalcó.
De esta manera, dijo que ahora se necesita curar el hambre y la miseria con la vacuna de la solidaridad, porque la solución esta vez no está en manos de los científicos, sino en todos nosotros.
